Opinión | EL ARTÍCULO Y LA ARTÍCULA

Juan Carlos Ortega

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Marco incomparable

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Hace mucho tiempo, cuando se hablaba de un lugar precioso o especialmente elegante, no era raro que se le describiera como «un marco incomparable». Pasaron los años y esa expresión pasó a usarse en tono burlón. Era moderno ser irónico utilizando esas dos palabras que, unidas, generaban algo arcaico. Los humoristas, por ejemplo, lo empleaban para señalar algo que mucha gente adjetiva con eso tan feo de «lo casposo». Cuando se escuchaba en algún sitio quedaba claro que quien lo hacía estaba pitorreándose de algo caduco. Era lo que se llamaba un tópico, y siempre ha estado bien visto reírse de los tópicos.

Pasaron más años y, curiosamente, decir en tono burlón que algo era «un marco incomparable» se convirtió a su vez en otro tópico. Muchas personas, creyendo huir del tópico, caían en otro nuevo; el tópico de burlarse de ese tópico. A pesar del tiempo transcurrido, aún estamos en esa fase.

Lo del «marco incomparable» no es el único caso de tópico que termina en ese extraño segundo nivel. Hay muchos más. Otro, por ejemplo, es el de «me alegro de que me haga esa pregunta». Durante mucho tiempo, cuando el tópico estaba aún en la fase 1, muchas personas entrevistadas decían al presentador, completamente en serio, que les alegraba que les formulara esa pregunta. Tanto se decía que, pasado algún tiempo, era divertido decir eso mismo en broma cuando alguien era entrevistado. Pero tanto se utilizó ese chascarrillo, tan pesados fueron algunos famosos con la frasecita, que decir en broma «me alegro de que me hagas esa pregunta» se convirtió también en otro tópico, tan merecedor de burla como lo había sido el original en otro tiempo.

Dentro de poco 
llegará la Lotería 
de Navidad, y 
habrá personas 
que dirán: «el 
premio ha estado
muy repartido»

Hace poco tuvimos elecciones generales. Creo que no lo habrán olvidado ustedes todavía. Antes, cuando íbamos a votar,  se decía en serio lo de «la fiesta de la democracia». Hasta que empezó a usarse para señalar lo tópico que era emplear esa expresión y, de nuevo, de tanto usar en broma la bonita frase, la burla del tópico se convirtió en otro tópico de nivel 2.

Y podríamos seguir con muchos más: «la meca del cine» o «el Rey Midas de Hollywood», por usar tópicos sobre el cine que también han pasado a la segunda fase. Hoy día, burlarse de esas frases, señalarlas como lugares comunes, es a su vez un lugar común.

Dentro de poco llegará la Lotería de Navidad. ¿Cuántas personas, pensando que se ríen de un tópico, creyendo ser frescas y modernas, dirán cachondeándose eso de «el premio ha estado muy repartido»? Muchas, sin duda. Y lo harán sin saber que esa burla, a su vez, también es algo digno de burla.

Les invito a que busquen ustedes más ejemplos. Estamos rodeados de ellos. El problema de burlarnos de algo durante mucho tiempo es que terminamos mereciendo que se burlen de nosotros. Hemos de estar siempre muy atentos, porque los pitorreadores de hoy se convertirán en los pitorreados de mañana. Eso ocurre siempre, sin que nos demos cuenta, porque el tiempo y las generaciones pasan muy deprisa y los años desgastan mucho las partes más frágiles del humor.