Dinero difícil

¿Unos nuevos Pactos de la Moncloa?

Si se concreta el acuerdo de gobernabilidad, España podría entrar en una etapa de concertación social

Abrazo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tras firmar el acuerdo de gobierno.

Abrazo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tras firmar el acuerdo de gobierno. / periodico

Albert Sáez

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El mundo económico ha recibido con frialdad el preacuerdo de Gobierno entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. En parte, porque es un acuerdo que aún no tiene asegurada la investidura y, si la consigue, necesitará también alcanzar un pacto de gobernabilidad con otras fuerzas políticas que le aseguren, entre otras cosas, que podrá aprobar unos presupuestos. Si ese anuncio es alguna cosa más que una manera de presionar al PP para obtener una investidura gratis, se abre un tiempo nuevo en la política española. Si lo analizamos con las gafas del pasado, algunos ven un desastre total. Ahí está la prensa que etiqueta el futuro ejecutivo como "bolivariano" o los expresidentes González y Aznar que lo tachan de "frankenstein" en homenaje póstumo a Rubalcaba. Los temores son lógicos por los vaivenes de Iglesias, y también de Sánchez, en algunos temas de vital importancia. Pero si lo miramos con las gafas del presente y le ponemos graduación pensando en el futuro, este Gobierno puede ser muy de su tiempo, al menos económico.

El esquema de lo que conocemos hasta ahora es relativamente claro. España va a cumplir con la disciplina fiscal de la zona euro. Eso explica el anuncio, ya en campaña, de que Nadia Calviño va a ser la vicepresidenta económica del nuevo gobierno. El margen de influencia de Iglesias y de Podemos será en el área de las políticas sociales que puede incluir el ministerio de Trabajo y temas como la Transición Ecológica. Y eso puede dar pie a una nueva etapa de concertación social. Como ha explicado en estas páginas el catedrático Antón Costas, el debate actual se centra entre quienes quieren basar el nuevo pacto social en la redistribución a través de los impuestos y los que lo quieren basar en la distribución a través de los salarios. Las voces que reclaman lo segundo son hoy muy dispares y de ninguna manera las podemos calificar de "bolivarianas". Desde el 'Financial Times' hasta el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez-Llibre, se habla de la necesidad de refundar el capitalismo en base a un nuevo acuerdo entre el capital y el trabajo, basado en los salarios y no en la presión fiscal. Un capitalismo con trabas que diría Popper.

En este contexto, la presencia en el gobierno de Podemos, o la participación en la gobernabilidad del PNV o de la Esquerra de Pere Aragonès, podrían ser una oportunidad para cimentar en España unos nuevos Pactos de la Moncloa. Recordemos que esos acuerdos fueron la placenta que dio la estabilidad social necesaria para elaborar la Constitución de 1978. Se hicieron para atajar una inflación galopante que obligaba a devaluaciones constantes y castigaba a los salarios. Los empresarios que lo son de verdad, saben perfectamente que España necesita reformas institucionales que permitan reformas estructurales. La inestabilidad de los últimos cuatro años no es buena para la economía en el largo plazo. De signo distinto, hay un malestar social se expresa en la aparición de nuevos partidos, en el conflicto catalán o en el crecimiento de Vox. La nueva Comisión Europea apunta que va a trabajar en esa dirección por eso se asusta menos de la posible presencia de Podemos en el Gobierno. Mirada larga.