LA NUEVA COPA DAVIS
Espectáculo, sí; magia, menos
Javier Duarte
Excapitán del equipo español de Copa Davis
Javier Duarte
Tengo dos formas de ver el cambio de la Copa Davis. Una, antes de ganarla; otra, después. En eso no soy imparcial. Los recuerdos del 2000 y la final que ganamos en el Palau Sant Jordi son únicos e irrepetibles. Logramos un sueño que se perseguía desde la época de Manuel Santana con las finales perdidas en Australia en 1965 y 1967. Levantar aquella primera ensaladera fue muy importante para nuestro tenis y para el deporte español. Y lo conseguimos después de un año increíble jugando todas las eliminatorias en casa y con un ambiente espectacular en cada ciudad que fuimos a jugar.
Después de ese éxito España se empachó de títulos, cinco, gracias a una gran generación de jugadores implicada con el equipo. Pero poco a poco las prioridades de los mejores les hicieron perder la ilusión de esos primeros años.
Reservar cuatro semanas al año para la Copa Davis es un problema. Los jugadores van a tope y el calendario de la temporada es muy apretado. Además, la Davis lleva mucha presión sobre el jugador, hay muchos nervios, largos viajes, cambios de superficie y las derrotas pueden afectar en los torneos de cada uno.
Revulsivo atractivo
En ese sentido el nuevo formato de la Copa Davis me parece un revulsivo atractivo. Lo que antes se hacía en un año, ahora se podrá hacer en una semana, en una misma sede y con los mejores jugadores. Eso es bueno para el espectáculo. El nuevo formato no tiene nada que ver con el antiguo con eliminatorias con partidos a cinco sets, superficies elegidas por el equipo que jugaba en casa y que tenía el apoyo de sus aficionados, muchas veces decisivo.
No soy imparcial, los recuerdos de la final que ganamos en el 2000 son únicos
Ahora la competición es muy diferente. Solo hay tres partidos y a tres sets, en una superficie igual para todos. Nadie niega que esta Copa Davis será emocionante también, especialmente en las eliminatorias finales en la lucha por el título. Pero hay otras, demasiadas con 18 equipos, que no tendrán interés para el público como si lo tenían antes, cuando los equipos jugaban en su país. Y eso hay que ver si no repercute económicamente en la organización. Es una duda que tengo. Para los jugadores, además, la semana que vivirán en Madrid ya la viven en cada torneo y no tendrá la magia de antes.
Entiendo que los jugadores prefieran el nuevo sistema de la Copa Davis, aunque estoy seguro también de que si pudieran votar en secreto y se les preguntara qué formato es más atractivo, dudo que votaran el nuevo.
*Javier Duarte fue capitán de España cuando ganó la Copa Davis del 2000.
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