Panorama poselectoral

A falta de pan, buenas son tortas

De golpe y porrazo, o gracias al porrazo, cambio de guion. Si la apuesta es sincera, deberá dejar de menospreciar al independentismo y respetar la voluntad de los catalanes, los resultados y a los representantes de su Gobierno.

Ilustración de Monra

Ilustración de Monra / periodico

Sergi Sol

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Como le dijiste en su día a Mariano, el único -o a lo sumo, el principal- responsable de la repetición electoral has sido tú. En tu caso, cabe decir que mayormente, puesto que Mariano no tuvo opción. Convocó elecciones porque no había suma alguna posible. Y mejoró ostensiblemente el resultado. Pedro, tu sí pudiste lograr la investidura. Pero vetaste a Pablo, aunque tampoco es que este estuviera muy fino, y despreciaste a ERC, mordiendo la mano que te aupó al poder.

En menudo embrollo te has metido. Incluso Rajoy mejoró los resultados, aunque si por ti fuera hubiéramos vuelto a votar hasta no se sabe cuándo. Especulando con la demoscopia te has dado un trompazo. Visto lo dicho en campaña parecía que todo se fiaba a la patriótica abstención del PP. Como el que exige limosna a quien, en su día, se la negó; con arrojo y valentía, eso sí. De golpe y porrazo, o gracias al porrazo, cambio de guion. Veremos si el preacuerdo con Podemos, ahora en tiempo récord, es teatro o solo se trata de sofocar a unas bases a las que lo de pactar con el PP les sienta como un atracón de aceite de ricino. Si la apuesta es sincera, deberá dejar de menospreciar al independentismo y respetar la voluntad de los catalanes, los resultados y a los representantes de su Gobierno.

El pacto patriótico del Ibex siempre cotiza al alza. El Santiago y cierra España va a volver con furia, con presiones redobladas. En su día, la apuesta fue Ciudadanos. Lo de querer entregar el futuro de España a un tipo como Rivera asusta. Bueno, asustaba.

Juego sucio

Cabe decir que la victoria de Pedro, aunque cangrejera, ha vuelto a ser clara, en buena medida gracias a Vox. Pese a dejarse algunos diputados ha ganado con holgura, mientras el batacazo de Albert Rivera ha dejado a este en cueros. Aunque, en esta ocasión, sin censura alguna, se le ha visto todo. Esta vez no ha posado en pelotas, se ha quedado en pelotas. Hasta el punto de que en Catalunya se ha fraguado su derrota más vistosa, pese a sus 36 diputados en el Parlament. Rivera se ha cavado solito la fosa con el peor estilo de hacer política visto hasta la fecha. Nadie ha sido tan ruin como Rivera en el ejercicio de la política. Un estilo marrullero, como ese jugador al que todo el mundo acaba detestando por sus triquiñuelas y juego sucio. Al final, tanta iniquidad, unida a la falta de sensatez, ha hecho mella. Aunque tristemente también ha creado escuela. Solo había que escuchar a Casado. Si hay un consenso transversal hoy en Catalunya, incluso mayor que el referéndum acordado, es la satisfacción por el trompazo de Ciudadanos. Incluso en España. Por lo menos en eso coinciden la mayor parte de catalanes y españoles. En algo había que estar de acuerdo. A falta de pan, buenas son tortas.

El tortazo de Rivera no salva al PSOE, a lo sumo es un consuelo temporal. El mal ajeno no cura pero alivia. Hasta que toque mover ficha y volvamos a estar en las mismas. En Catalunya ha vuelto a ganar ERC y el independentismo ha crecido. ¡Joder con el suflé! Pero ha crecido por el extremo igual que ha hecho la derecha en España. Mientras en España ruge la extrema derecha, cada vez más desacomplejada, el PSOE anda a tientas. Ayer firmaba la declaración de Pedralbes y en estas elecciones se ha acercado, como nunca, a las tesis de la peor derecha en muchos años. Y por ese camino no se va a sofocar nada, solo se va a ensanchar una brecha que ya denunció en su día el 'president' Montilla. Aunque me da que de aquel PSC ya queda poco o tal vez nada o casi nada. No imagino hoy a Iceta diciendo, como Montilla antaño, "te queremos mucho, Pedro, pero más queremos a Catalunya".