Dos miradas
Fuck Vox
Cuando nadie la obligaba, la artista ha alzado la voz contra este embrión de totalitarismo heredero del falangismo más rancio y más pistolero
Josep Maria Fonalleras
Escritor
Josep Maria Fonalleras
Podría haber callado porque nadie le pidió que se mojara. Muchos otros no han dicho nada o han utilizado eufemismos para no hablar estrictamente de fascismo o de franquismo. Pero ella, no. Rosalía, cuando nadie la obligaba, ha alzado la voz contra este embrión de totalitarismo que no bebe solo de la xenofobia, el machismo o la homofobia, que no se alimenta soólo de los jugos gástricos malolientes de la serpiente europea, sino que es heredero -en el lenguaje, en las formas, en las devociones- del falangismo más rancio y más pistolero.
Abascal se llenó la boca con arengas, explícitas o implícitas, que provienen de las JONS y del concepto (el más fascista de todos) de la supuesta igualdad de las clases sociales a partir de la pertenencia a una sola patria, más allá de la confrontación social atizada por el marxismo. Es muy viejo, pero es lo que tenemos sobre la mesa. Cuando Vox reprocha a Rosalia su "Fuck Vox", vuelve de hecho a Ledesma Ramos: “No os dejéis arrancar, obreros, vuestro carácter nacional de españoles, porque es lo que ha de salvaros”. A diferencia de tantos otros, la cantante ha entendido que los fascistas no son antagonistas o adversarios, sino enemigos.
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