Al contrataque

Ver para creer

La escasa convicción de Sánchez a la hora de hacerse la foto con Iglesias invita a muchas cosas, pero no precisamente a dormir a pierna suelta

Sánchez e Iglesias, antes de la firma del preacuerdo.

Sánchez e Iglesias, antes de la firma del preacuerdo. / periodico

Cristina Pardo

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Pedro Sánchez Pablo Iglesias se han puesto de acuerdo en poco más de 24 horas para negociar un Gobierno de coalición. No conocemos todavía todos los detalles, porque ni en su comparecencia admitieron preguntas ni el documento firmado contiene más allá de generalidades. Creo que España necesita un Gobierno, si puede ser estable, y que actúe cada día con esta combinación de urgencia y necesidad de evitar males mayores que han trasmitido ahora el PSOE Unidas Podemos. Sin embargo, conviene recordar lo que hemos tenido que sufrir para que dos políticos dejen de lado sus egos y sus ambiciones partidistas y piensen en lo que puede ser mejor para los ciudadanos.

Vimos con impotencia cómo corría el tiempo que se las pelaba hacia la repetición electoral, en medio de peleas rebosantes de testosterona, más propias de adolescentes con acné que de dirigentes responsables. Vimos cómo el candidato socialista nos decía compungido en 'prime time' que con miembros de Unidas Podemos en ministerios importantes, no habría podido dormir en toda la legislatura. “Ni yo ni el 95% de los españoles”, enfatizó Sánchez. Se ve que ahora ya está pegando ojo o que ha decidido que no hay nada que no pueda superarse con una buena dosis de orfidales. No ha dicho qué propone para que el 95% de los españoles puedan dormir también del tirón a partir de ahora.

Luego está Pablo Iglesias, que hace muy pocos días aseguraba en la cadena SER que una negociación no se puede hacer “en horas”. Añadió que en el futuro no aceptaría un diálogo que no durara, al menos, “unas semanas”. Bueno, pues ya no. Han hecho falta muy pocas horas para erigirse en vicepresidente.

Pueden alegar en su defensa que el brutal crecimiento de Vox en las elecciones obliga a actuar, a no dar alas otra vez a la impotencia y el desencanto social. Sin embargo, sería entonces oportuno que los socialistas explicaran por qué José Luis Ábalos se encaró a un periodista este mismo lunes para jactarse de que el PSOE sí había frenado a la ultraderecha. Su soberbia fue difícil de entender, a pesar de que explicó que se refería a que la derecha no ha conseguido sumar. Hombre, no sé, si no les preocupa el ascenso de Vox lo disimulan de maravilla.

En todo caso, bienvenidos sean los acuerdos políticos en este país. Sobre todo, si la próxima vez se produce sin que tengamos que gastar 200 millones de euros para repetir las elecciones. Por lo demás, sería interesante que el futuro presidente, Pedro Sánchez, alegre esa cara cuando dice que el acuerdo con Iglesias es “muy ilusionante”. Ver su escasa convicción a la hora de hacerse la foto invita a muchas cosas, pero no precisamente a dormir a pierna suelta.