IDEAS

La rebelión de los pájaros

Lluís Josep Comeron, durante el rodaje de la película 'La rebelión de los pájaros'.

Lluís Josep Comeron, durante el rodaje de la película 'La rebelión de los pájaros'. / periodico

Xavier Bru de Sala

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Ahora que Greta Thunberg, la heroína hiperbórea de la supervivencia del planeta, se nos desplaza hacia latitudes más benignas pero con un medio ambiente no menos castigado, tal vez es momento de rendir homenaje a una película de 1980 que sitúa por primera vez el protagonismo de la conciencia y la acción ecológica en los más jóvenes. Aunque pueda parecer mentira, es un filme catalán que cuarenta años atrás ya clamó por el ecologismo, y lo hizo en formato de cuento para todos los públicos. Se trata de 'La rebelión de los pájaros', de Lluís Josep Comeron, uno de nuestros mejores y más maltratados directores, sea dicho nada de paso. Los protagonistas, Jorge Sanz y Assumpta Serna. El tema, la muerte o fuga de los pájaros, de todos, del aire contaminado de Barcelona y sus alrededores, para desesperación, entre otros, de los vendedores de la Rambla, y las acciones de los niños, los auténticos rebeldes, para mejorar la calidad del aire y propiciar su retorno.

Lluís Josep Comeron, uno de nuestros mejores y más maltratados cineastas, ya hizo en 1980 una película en la que la conciencia y la acción ecológica recaían en los más jóvenes

Pese a que se trata de un rodaje no de bajo sino de misérrimo presupuesto, el resultado sorprende tanto por el tema protoecologista y la novedad del punto de vista de los niños como por la frescura y el entusiasmo con que fue interpretada y dirigida. Una delicia tierna, más eficaz por intencionadamente ingenua, directa, que mira a los ojos sin hacer trampas ni caer en efectismos. Resulta, además que acumuló, hecho insólito, todos los premios otorgados en el festival de referencia del cine para niños y jóvenes patrocinado por el Parlamento Europeo que se celebra cerca de Nápoles, y obtuvo además los mejores elogios por parte de François Truffaut, que estaba presente.

Con estos credenciales, tal vez alguien debería hacer llegar una copia a Greta Thunberg, a ver si se la hace suya y la promociona. Quizá algún responsable de la televisión pública catalana, que tan en deuda está con el propio Comeron, debería proporcionar la oportunidad y el placer de descubrirla al público de este país tan cercano a los lamentos y con tanta proclamada pero tan poco traducida en hechos conciencia ecológica.