IDEAS
El día a día de una extinción
Lucía Lijtmaer
Periodista
Lucía Lijtmaer
En estos días se ha comentado una larga e incisiva pieza cultural de Martin Scorsese publicada en 'The New York Times' en la que aclara punto por punto qué quiso decir cuando afirmó que las películas de Marvel "no son cine". El artículo resume su parecer: estas películas son franquicias muy bien estructuradas, en las que pueden trabajar artistas pero que no constituyen lo que muchos, como él, entienden por una experiencia artística audiovisual. No hay revelación, misterio ni auténtico peligro emocional, sino que están hechas "para satisfacer unas demandas concretas y son variaciones sobre unos temas determinados".
El lamento de Scorcese ante el fin de un tipo de cine de autor es extensible a todos los ámbitos artísticos
No es un artículo impactante en su contenido hasta el final, en el que revela que ha podido realizar su película 'El Irlandés' –la experiencia artística cinematográfica que deseaba dirigir– porque la plataforma de 'streaming' que la produce le ha dado las garantías necesarias para rodar en las condiciones que él necesitaba. Lo que no dice el artículo es que, a cambio, Scorsese tuvo que pactar que su película solamente estaría en cines durante 45 días hasta su paso a la plataforma 'online'. Hay que recordar que, generalmente, las distribuidoras exigen que una película esté en los cines entre 72 días y tres meses antes de estar disponible en 'streaming'.
El lamento de Scorsese ante el fin de un tipo de cine de autor que resulta prácticamente imposible de producir a día de hoy resuena junto a una reciente entrevista al guionista y director Roger Avary, que admite que logra sacar adelante proyectos en condiciones prácticamente caseras. La situación da para titular: el guionista de 'Pulp Fiction' no encuentra quién le de dinero para hacer una película. Entre otras cosas, se queja de que las nuevas plataformas realizan reservas millonarias sobre canciones famosas durante años, por si algún día deciden usarlas. Alquilan canciones que puede que jamás usen, lo que hace que un creador no pueda permitirse los precios astronómicos de un tema en concreto.
El cambio, por supuesto, no es únicamente en la industria cinematográfica. En una entrevista reciente, Kim Gordon, excomponente de la extinta banda de 'noise' Sonic Youth, declaraba que solo habían hecho dinero de la banda en conciertos. Ah, y de su marca de ropa. Lo cual confirma que a nuestro alrededor nada cambia hasta que todo ha cambiado por completo.
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