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Fura y Taller: 40 + 40

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Xavier Bru de Sala

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No debe parecer, en principio, que La Fura y el Taller de Músics tengan mucho en común. Para empezar, comparten época, innovación, radicalidad y plataforma de lanzamiento. Sin la base de Barcelona, en los años ochenta más sólida que ahora aunque menos admirada y reconocida, es probable que no hubieran triunfado a escala global como lo han hecho. Además, cada una de las dos magníficas instituciones culturales, que eso son, ha sabido abrirse paso en el mundo con una tenacidad extraordinaria y fidelidad a los principios fundacionales, sin cambiar nunca de rumbo ni de propósito. La Fura con su inconfundible estética furera, el Taller con su primer lugar en el 'ranking' continental de artistas con la marca de la factoría original -rigor, fusión y fuerte personalidad- y ampliamente reconocidos, de Poveda y Pérez Cruz Sobral o Rosalía entre cientos o miles de creadores e intérpretes excelentes. La Fura es una agrupación de artistas en rara sintonía. El Taller, el mejor lugar para descubrir el talento y afinarlo a fin de proyectarlo.

Ambos han ido a la contra del 'mainstream' de la cultura del país que les ha visto nacer

Más en común, el ir a la contra del 'mainstream' de la cultura del país que les ha visto nacer. De manera más clara, la extrañeza, la sensación de "bicho raro" que les ha rodeado. De ahí la indiferencia, el darles la espalda y la hostilidad, nunca manifiesta pero siempre efectiva (demostrable con datos), de la plataforma de lanzamiento de donde han surgido. Eso tienen en común, a diferencia de sus posibles homólogos del resto del mundo: Barcelona los ha parido como son, pero en vez de impulsarlos se los ha querido quitar de encima, más como si fueran un estorbo que un orgullo.

La cultura 'diseñada' en los ochenta por las cabezas pensantes con influencia decisiva en las administraciones no contó nunca con estos dos elementos, pero ya nos sabrán decir sus herederos, los gestores del fracaso disimulado de los grandes equipamientos, quién ha hecho más que la Fura y el Taller -y con menos dinero público o patrocinio privado- para proyectar Barcelona. La respuesta es nadie.