El 80º aniversario de la evacuación

Chile, Neruda, España

El poeta fue providencial para sacar de la ratonera de los campos de concentración franceses a 2.200 españoles

Ilustración de María Titos

Ilustración de María Titos / periodico

Jesús López-Medel

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España y Chile son dos países entre los cuales hay varios puntos de conexión. En los actuales, ambos están viviendo situaciones convulsas con disturbios graves. En el caso del país andino (en ese continente se denomina 'hacer andinismo' a lo que en el ombligo europeo llamamos 'alpinismo') la chispa de las movilizaciones fue la subida del precio del billete del metro, aunque son el retroceso de derechos lo que hizo explotar a una parte de la población con una dura represión del Gobierno que dejó numerosos muertos y heridos. Al mismo tiempo, España también es foco de alteraciones graves de orden público. Barcelona es el epicentro de una conjunción de antisistemas activistas de la violencia (en primera línea), independentistas radicales y jóvenes que canalizan así su falta de futuro (en la retaguardia).

Vínculos históricos

Podría hablarse de muchos otros vínculos históricos entre ambos países pero el eje de este artículo es conmemorar un aniversario el recuerdo de Neruda. Hace 80 años, en 1939, se produjo la mayor evacuación fuera de Europa de quienes huyeron del horror de la guerra entre españoles (Franco sí fue un golpista, no los dirigentes independentistas encarcelados). Miles fueron atrapados, en ese contexto prebélico internacional, y muchos encerrados en campos de concentración. Es uno de los episodios negros de Francia para con España.

Para sacarles de esas ratoneras fue providencial una persona: Pablo Neruda. Él había estado ya en España, destinado como cónsul. Primero en 1934 en Barcelona (donde hace dos años el Ayuntamiento rebautizó con su nombre lo que era la plaza de la Hispanidad) y después en Madrid, donde compartió poemas, tertulias y amistades con la mejor generación histórica de poetas (Lorca, Alberti, Cernuda, Salinas, Rosales...). Su posicionamiento motivó su cese, pero su enamoramiento de España y el compromiso político hicieron posible que fuera nombrado en París cónsul para la emigración española.

Allí, puso en marcha la iniciativa de salvar a esos españoles que huían de un horror y se encontraron con otro en el país vecino, donde fueron casi quinientos mil, y no pocos tuvieron que irse de allí a otros lugares, entre ellos el poeta Pedro Salinas, a EEUU. Pero otros no pudieron hacerlo. A ellos se dirigió la iniciativa que desarrolló Pablo Neruda. Estaba cercano el final de la guerra española e inminente la dura represión que llegó después, y también próxima la invasión por el nazismo de una Francia colaboracionista y no hostil con Berlín.

El 'Winnipeg'

Neruda fletó un barco, el 'Winnipeg', rumbo a Chile, en el que logró embarcar a 2.200 españoles que, en las noches del mes que duró la travesía, apagaban las luces por temor a submarinos alemanes.

Fueron recibidos con gran entusiasmo en el puerto de Valparaíso hace ahora, decía, 80 años, algo que quedaría vivo para permanecería en la memoria de todos quienes vivieron esta emocionante aventura sobre la cual se han escrito varios libros, como, entre otros, 'Largo pétalo de mar', de Isabel AllendeIsabel Allende. Esta novelista, por cierto, es sobrina de Salvador Allende, el presidente de Chile derrocado por Pinochet un 11 de septiembre (de 1973).

Pablo Neruda dejó escrito en 1937 un poemario, 'España en el corazón', reverdeciendo la huella que dejó en su corazón nuestro país y la defensa de la causa republicana. Dos años después, tuvo ocasión de desarrollar ese amor en lo que fue el 'Winnipeg'. Sobre este su gran logro escribió: “Que la crítica borre toda mi poesía, si le parece. Pero este poema, que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie”.