Análisis

Adquirir un competidor directo

La otra cara de la moneda de la unión de Iberia y Air Europa son los efectos que tendrá para los trabajadores y los consumidores

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Joan Tarradellas

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En fusiones y adquisiciones, uno de los temas estrella es el del valor aportado por las llamadas sinergias. Este es el elemento mágico que hace que uno más uno no sumen dos, sino más si la empresa adquirida es un competidor directo.

Air Europa luchaba cara a cara con Iberia en unas 11 rutas a Latinoamérica así como en la mayoría de destinos nacionales e internacionales, especialmente desde Madrid y Barcelona.

La suma de Iberia y Air Europa va a generar valor por encima de la pura suma de las dos aerolíneas, tanto en la reducción de costes redundantes, muchos de ellos de personal, como en los ingresos -léase de manera elegante, adecuación de las tarifas a la nueva realidad de la oferta, o de manera más bruta, subida de precios en la mayoría de rutas en las que Iberia y Air Europa competían-.

Y, aunque no se mencionan oficialmente, la fusión va a crear otros efectos estratégicos y operativos de importancia. Uno de ellos es la más que probable eliminación de la molesta Air Europa Exprés, la enésima low-cost que brotó recientemente como una seta más en el bosque de rutas ya ampliamente ofrecidas por Iberia Exprés. Sí que se menciona, en cambio, como sinergia de la adquisición, la futura optimización de la gestión del hub de Barajas.

Sabemos que Air Europa opera ahora en las terminales 1 y 2 de Barajas, de modo que no hay que ser muy imaginativos para ver que la gestión de tiempos de conexión de las rutas de alimentación -vuelos de corto radio nacionales y europeos  para que llenen los aviones de largo radio- va a centrarse, casi seguro, en la terminal 4, lejos de estar saturada por parte de Iberia, su principal usuaria. 

Estas sinergias, junto con la toma del 100% del control de Air Europa, deberían ser suficientes para justificar el precio que se va a pagar por la aerolínea: unos 1.000 millones de euros en efectivo, ya que los activos brutos de la empresa, algo más de 900 millones, no justifican totalmente ese precio.

Tampoco son justificables, por elevados, los precios comparativos pagados como mediana en otras adquisiciones recientes en Europa en el sector de aerolíneas, como las tomas de posiciones de diversos inversores en Air France – KLM, Virgin Atlantic, Air lingus, Austrian Airlines o la propia Iberia: en todas estas adquisiciones, como mediana, el comprador pagó el equivalente a multiplicar aproximadamente por 0,4 las ventas del último año, equivalente a multiplicar el EBITDA (beneficio antes de impuestos, intereses y amortizaciones) del último año por 6,5.

En el 2018, sin embargo,  las ventas de Air Europa fueron un poco más allá de los 1.000 millones de euros y su EBITDA, algo más de 100. Haciendo una sencilla multiplicación, y sabiendo que el endeudamiento de la aerolínea está por encima de los 100 millones, se observa que el peso de las sinergias ha jugado un papel decisivo en la valoración y oferta final realizada por el grupo IAG.

La otra cara de la moneda de esta operación en el sector del transporte aéreo, desgraciadamente, serán los efectos que tendrá sobre los trabajadores de las dos compañías y sobre el bolsillo de los consumidores.