Tribuna

¿Dónde está el movimiento feminista?

Las asociaciones de ayuda a las mujeres están siempre que una víctima acude a ellas, pero no la persiguen si no lo hace

Ilustración de María Titos

Ilustración de María Titos / periodico

Ana Bernal-Triviño

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Hace unos meses, cuando en un programa de televisión se hablaba de un caso de acoso a una militar acoso a una militar, alguien de la mesa dijo: “¿Y dónde estaba el movimiento feminista?” Hace poco, tras la denuncia por violación de una concursante de Gran Hermano dentro del programa, leía la misma pregunta. 

Hay que dejar claro que el movimiento feminista no tiene una líder al frente. El movimiento feminista es horizontal, tiene multitud de asociaciones, con enfoques y temas diferentes, desde la violencia de género, pasando por la reparación a las víctimas de violencia sexual, otras centradas en la trata o en mujeres rurales, por ejemplo. Y así decenas de diferencias, donde se actúa por comunidades cercanas para cooperación entre mujeres.

Por otro lado, el movimiento feminista siempre está cuando una víctima acude a pedir ayuda. Y dentro de este movimiento están las asociaciones, que trabajan en su mayoría con ingresos muy bajos para la atención e información, y muchas de ellas, sin ingresos. Se dice dónde está el movimiento feminista sin explicar que es la única red de apoyo y la puerta a la que pegan muchas mujeres cuando no pueden más. 

Cada día, se producen casi 500 denuncias diarias por violencia de género, según los datos de 2018 del Consejo General del Poder Judicial. Sumemos las denuncias por violaciones. Sumemos las denuncias por acoso sexual. Sumemos las denuncias por despidos por razón de sexo. Sumenos, sumemos y sumemos… Porque de la cantidad de mujeres afectadas que denuncian, más todas aquellas que no lo hacen, no tiene culpa el feminismo, sino el machismo. El mismo que se encarga de hacer campaña constante contra las asociaciones feministas. Tras la denuncia, algunas de estas mujeres acuden a las asociaciones y otras no acuden. No es obligatorio. Pero las feministas no van a perseguir a estas mujeres sino que van a respetar su espacio de decisión personal.

Es un riesgo exponer mediáticamente a una denunciante por violación si no quiere que trascienda su caso

Se dice que por qué estuvo el movimiento feminista con la víctima de La Manada, pero no con otras víctimas. Lo está, apoya a otras víctimas con cuyas historias los medios no hicieron un espectáculo. Hay que recordar que el movimiento feminista salió a la calle salió a la callecuando el caso estaba ya denunciado y judicializado, donde había un abogado que plató por plató culpabilizaba a la víctima, criticaba al movimiento feminista y donde la denuncia grave de fondo era la rebaja del tipo de agresión a abuso sexual. Eso no sólo afectaba a la víctima, nos dejaba indefensas a todas. Incluso la ONU manifestó que aquella sentencia subestimaba la gravedad de una violación. Fue el movimiento el que recordó que la aplicación del Convenio de Estambul estaba aún pendiente y que hubiese quitando mucho debate estéril en este caso. Por eso, en casos aún no judicializados, no ha entrado el movimiento. Como tampoco lo hace cuando una víctima es violada y quiere alejarse, estar sola y que nadie hable por ella. 

Esto pasa en una sociedad donde ocurre una violación cada cinco horas, según las denuncias. Cada una de ellas afronta el trauma como puede y si no quiere que su caso trascienda y necesita tiempo para recuperarse antes del juicio, el movimiento feminista no puede romper esa voluntad. No hablo de un caso particular, hablo en general. Eso no quita que no pueda haber errores, analizarse y crear otras acciones, pero siempre por delante con la voluntad de las víctimas. Es un riesgo exponerlas más mediáticamente si ellas no quieren o si afecta a su proceso de recuperación.

La pregunta en realidad debería ser: "¿Dónde está la sociedad?"

Realmente es el movimiento feminista quien se hace una pregunta: ¿donde está la sociedad? Porque en los minutos de silencio que muchas veces convocan por cada asesinada, asisten solo las compañeras de la asociación y una treintena de personas más. Porque, además, cuando habla el movimiento y denuncia algún aspecto, o termina siendo un breve en prensa, o se le ignora o se usan sus declaraciones para ridiculizarlo y calificarlo de “exageradas”.

La cuestión es que esos que dicen “dónde está el movimiento feminista” quizás deben reflexionar y preguntarse: “dónde estoy yo cuando nos necesita el movimiento feminista”, “dónde estoy yo con respecto a los derechos humanos de la mujer”. Porque si nunca estás y no nos defiendes, sabemos ya del uso de esa frase para dañar la imagen del feminismo. ¿Dónde está el movimiento feminista? Donde siempre. En la calle, denunciando, alertando, intentando que las propuestas sean política y con compañeras que arañan tiempo de su vida personal para dedicárselo a otras que necesitan ayuda. Eso es, nada más y nada menos.