El Todo y las partes

José Luis Ábalos dijo que "el pueblo de Catalunya es diverso" y también dijo que "hoy está aquí". El domingo, pues, este pueblo diverso estaba en el paseo de Gràcia. La primera parte es incuestionable. Catalunya es un país con muchas variables, muchas coordenadas y derivadas. Nadie puede asumir una representación simbólica o política como si se tratara de un todo homogéneo. La segunda parte del discurso del ministro, en consecuencia, es falsa, porque si no podemos decir que Catalunya era la gente que se manifestaba en la calle de Marina, tampoco era Catalunya la concentración unionista.

Hay que recordar las obviedades y evitar las falacias. Y hay que remarcar que el proceso colectivo de un pueblo diverso solo puede decidirse en unas urnas y a partir de unos parámetros democráticos. Quien gana no puede imponer un Todo ni pensar que es el Todo, pero tampoco tiene que retroceder más acá de la trascendencia de las cifras. Así de claro, así de sencillo. No admitirlo está en la raíz de los problemas. Cada una de las partes de la diversidad no tiene derecho a ignorar a las otras. Pero la parte que sea mayoritaria tampoco tiene derecho a debilitar los compromisos para con la totalidad.