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Respuesta en la calle a la sentencia

La crítica a la judicialización del 'procés' va más allá de la órbita independentista, como se reflejó este sábado

Manifestación independentista en Barcelona en rechazo a la sentencia del 1-O y para pedir la libertad de los presos

Manifestación independentista en Barcelona en rechazo a la sentencia del 1-O y para pedir la libertad de los presos / periodico

El independentismo volvió ayer a demostrar su capacidad de convocatoria en la manifestación central contra la sentencia del ‘procés’ celebrada en Barcelona. La cifra de asistentes, 350.000 según la Guardia Urbana, está lejos, sin embargo, de las multitudinarias manifestaciones de las ‘diades’ del Onze de Setembre. Concretamente, es solo algo más de la mitad de los 600.000 asistentes que la misma Guardia Urbana contabilizó en la última Diada, en la que ya se registró un significativo descenso.

Los organizadores habían insistido en que esta manifestación quería ser «transversal» e «inclusiva», más allá del independentismo, y de ahí que fuera convocada, además de por la ANC y Òmnium, por un centenar de entidades más. Sin embargo no consiguió arrastrar ni a los ‘comuns’ ni a los grandes sindicatos, UGT y CCOO, aunque dirigentes y militantes de estas organizaciones participaran a título personal. La concentración fue pacífica, pero los dirigentes de Òmnium y de la ANC reclamaron también la libertad de los jóvenes detenidos en los disturbios, lo que se puede interpretar como una peligrosa comprensión de los actos violentos, y más cuando la única violencia criticada fue la policial. En contraste con el carácter pacífico de la manifestación, sí hubo disturbios y cargas policiales en una protesta posterior de los CDR.

La menor cifra de asistentes a la marcha de ANC y Òmnium contrasta con los objetivos declarados de la convocatoria, aunque la presencia de entidades transversales –algunos de cuyos representantes participaron en la lectura del manifiesto final– indica que la crítica a la sentencia va más allá de la órbita estrictamente independentista. Sectores no independentistas se unen así a la crítica a la judicialización del proceso soberanista después de la opción equivocada por la vía unilateral, que significó la violación de la Constitución y del Estatut y cuyas consecuencias se están ahora pagando. Sin embargo, los dirigentes de los partidos secesionistas persisten en la retórica poco constructiva, como demuestra el acto celebrado por la mañana en la Generalitat, con asistencia de 800 alcaldes independentistas, en el que el ‘president’ Quim Torra volvió a repetir «lo volveremos a hacer» y que el camino hacia la autodeterminación no tiene retorno.

Este domingo, Barcelona vivirá otra manifestación, esta vez de los catalanes contrarios al ‘procés’, que quiere emular la gran marcha constitucionalista del 8 de octubre del 2017, días después de la DUI, que reunió a un millón de personas. Todas las manifestaciones son legítimas, pero el problema político planteado dentro de Catalunya por el proceso soberanista y en la relación entre Catalunya y el resto de España no se solucionará con la protesta en la calle de quienes tienen visiones opuestas del conflicto. La solución solo llegará mediante un diálogo real y efectivo, que respete los límites de la Constitución y del Estatut, aunque luego puedan acordarse reformas legales que permitan la aplicación de los acuerdos. Y esto solo será posible después de las elecciones generales del próximo 10 de noviembre y dependerá mucho de los resultados que salgan de las urnas.