Al contrataque

Adiós turismo, adiós

Cuando cualquiera de nosotros creemos tener la solución sencilla a problemas complejos, deberíamos cerrar la boca y abrir el pensamiento

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Xavier Sardà

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Sigue el conflicto. La conversación la pretendo casi literal. Tomé nota. Cafetería en Barcelona. Mediodía. Dos señoras de gentilicia catalana indeterminada charlan en voz alta. Una o las dos, son sordas. Su tono es categórico, enfático y atiplado. Primero resultan cómicas, pero luego se abaten a lo funesto.  Al estar las mesas esquinadas, no me ven.

-Dicen que con 'tot això', el turismo bajará.

-No hay mal que por bien no venga. A los turistas cutres hay que devolverles rápido a su país. Que vengan los que tengan estudios o los que esté claro que sean buena gente. Ya está bien de que Barcelona sea como una oenegé de turistas pordioseros.

-Vaya caterva de turismo indecente que nos llega. Aprovechemos el desastre de las barricadas y que se vayan a otro país. Yo les haría un test de 10 preguntas y ya verías si entran los más decentes y educados. Solo 10 preguntitas y ya verías tú como esto se arregla en un santiamén.

Ellas siguen hablando y yo me hago algunas preguntas. ¿Qué estudios deben tener los turistas?, ¿cómo se sabe si alguien es buena gente?, ¿qué 10 preguntas se deben hacer para saber si un turista es decente y educado?  

Imagino las prohibiciones que estas dos señoras impondrían en nuestras fronteras. El personal aduanero podría impedir la entrada a cualquier turista, por motivos dispares, heterogéneos y azarosos. Prohibida la entrada al país a los siguientes ciudadanos extranjeros:

-Los que no estén operados de apendicitis, para evitar gastos de posibles peritonitis.

-Los que lleguen con barba de más de seis días, por dejadez.

-Los mayores de 50 años sin desodorante en el equipaje, por respeto al medio ambiente.

-Los autocares tienen que acreditar que durante el viaje se ha salmodiado en cinco idiomas: “A Dios ofrecemos gozosa canción, que cantamos en esta feliz estación. Le agradecemos su Luz y amor, y sus dones tan ricos de grande valor.”

-Para acceder a un hotel de cinco estrellas, el turista tiene que saber lo que es el caldo primordial del universo, los agujeros negros y quién es Torra, sin inventárselo.

-Los obsesos sexuales reincidentes, serán confinados una semana en Montserrat.

-Tampoco podrán entrar los que sufran araquibutirofobia, que es un miedo injustificado a la cáscara de los cacahuetes. Los neuras que vayan al Reino Unido.

Me permito la digresión en un tema tan serio, tan sustancial económicamente y que preocupa a tanta gente, por la frivolidad infantil de las señoras en la cafetería. Prefiero no imaginar sus tesis sobre la inmigración. Cuando cualquiera de nosotros creemos tener la solución sencilla a problemas complejos, deberíamos cerrar la boca y abrir el pensamiento. Como decía Jaume Perich: “Qué desagradable resulta caerle bien a la gente que te cae mal”.