El conflicto catalán

Falta liderazgo político

Foment y Pimec condenan la violencia sin paliativos y exigen seguridad jurídica

Ilustración de Leonard Beard

Ilustración de Leonard Beard / periodico

Joan Tapia

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Foment y Pimec son dos patronales distintas y en dura competencia que no se llevan muy bien. Sin embargo, este miércoles Josep Sánchez Llibre y Josep González cerraron filas para movilizar a unos 300 empresarios muy representativos y lanzar un grito de alarma tras los incidentes de los últimos días.

En el documento hay una clara queja por la falta de liderazgo político. El empresario necesita para su actividad -y para tomar decisiones de inversión- un marco estable. Y su ausencia -en Catalunya desde las elecciones mesiánicas de Artur Mas del 2012 y en España, donde no hay Gobierno estable desde el 2015- está llevando a lo que amenaza con ser un callejón sin salida. Ahora la coincidencia de una campaña electoral y de la dura sentencia del Supremo hacen todavía más grave la ausencia de este liderazgo.

En España hay un presidente en funciones. No es Pedro Sánchez el único responsable ya que la inestabilidad se remonta a las elecciones del 2015. Y la actual repetición electoral se debe a que Cs, un partido impulsado por algunos empresarios, ha fallado con estrépito a su promesa centrista y de garantizar la gobernabilidad. Y la situación tras la sentencia del Supremo sería todavía peor si Pedro Sánchez hubiera aceptado un gobierno bicéfalo con Podemos e Irene Montero de vicepresidenta.

En Catalunya todo es más confuso porque el 'president' Torra es solo un vicario de Carles Puigdemont, el culpable de la fallida DUI de octubre del 2017. Y Torra se empeña en creerse, a ratos, presidente de una república soberana y en no admitir, nunca, que -le guste o no- es solo el presidente de una CCAA elegido tras las elecciones del 155.  

Disturbios en Barcelona

Además, Torra, que alentó a los CDR, ha sido incapaz de articular una respuesta institucional a la sentencia del Supremo -muy dura pero que contra el criterio de la fiscalía abre la puerta a una gestión inteligente de las penas-, y ha tardado días en condenar la inusitada violencia que ha sacudido a la ciudad y que supone una grave amenaza a la imagen de Barcelona y Catalunya, a su actividad comercial y turística y a su dinamismo económico. El broche final es que muestra incomodidad por la actuación de los Mossos que han evitado que el caos se impusiera. ¿Hay que investigar a los Mossos o a los que mueven los hilos de las noches de desmanes?  

De ahí la alarma de Foment y Pimec que piden la primacía de la política, el diálogo entre los gobiernos de Madrid y Barcelona, condenan la violencia “sin paliativos” y recalcan que la actividad económica precisa seguridad jurídica y movilidad garantizada. Y este documento sigue al suscrito el pasado fin de semana con CCOO y UGT.

El problema es que Torra no reacciona. ERC y buena parte del PDECat susurran que no le tienen confianza y que debería dimitir, cosa que han solicitado -sin aspavientos- los dos grandes diarios de Barcelona.

Sí, falta liderazgo político en España y en Catalunya. Las causas vienen de lejos y al empresariado le correspondía haber hecho algo mas que lamentarse el día después.