IDEAS

El pub como parlamento

Nigel Farage, exlíder del partido xenófobo británico UKIP, sostiene una banderita de la Union Jack.

Nigel Farage, exlíder del partido xenófobo británico UKIP, sostiene una banderita de la Union Jack.

Miqui Otero

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Cuando Jonathan Coe publicó la novela 'Expo 58' aún faltaban unos años para el Brexit. En ella explica cómo la Oficina de Información de su país dudó sobre qué imagen proyectar de lo británico en su pabellón, en una Exposición Universal que debía restañar heridas de la Segunda Guerra Mundial. Finalmente, encontraron una solución conciliadora: "¡Exacto! El pub. Tan británico como el bombín o el 'fish and chips'".

Los escritores, más que notarios carroñeros de lo que acaba de pasar, deberían ser esos canarios en la mina que huelen antes que el resto las fugas de gases tóxicos. Y él lo bordó: años después, Nigel Farage ganaría miles de votos para abandonar la Unión Europea haciéndose centenares de fotos en pubs enarbolando pintas de cerveza.

Coe explora en 'El corazón de Inglaterra' las tensiones populistas y los discursos arteros que llevaron al Brexit

Justo después del referendo me dio por hacer un Interraíl por Gran Bretaña para pulsar los ánimos. Recuerdo la diatriba del dependiente de una tienda de discos de Manchester, un 'exmod' con muletas que se acababa de cabrear con su mejor amigo porque lo había llamado diciendo: "¡Por fin tenemos a nuestro país de vuelta!". "¿De vuelta a qué, pedazo de capullo, a los años 30?", le había gritado antes de colgar.

Ahora, mi escritor inglés (vivo) favorito regresa con 'El corazón de Inglaterra', donde, en pleno torbellino para ejecutar aquel referendo, explora las tensiones populistas y los discursos arteros que llevaron a aquella decisión. Como es un novelista, busca ese caldo de cultivo en escenas cotidianas y no en titulares. Por ejemplo, una mujer recibe una multa y es condenada a hacer un curso de conducción. Allí encuentra esto: "Tanto había sido para llegar a tiempo al hospital o porque habían comprado comida china para llevar y querían llegar a casa antes de que se enfriara (…) habían llegado a la conclusión de que el límite de velocidad era completamente irracional. Furiosos, se sentían señalados por fuerzas malignas e invisibles".

La novela de Coe no es solo tierna, ácida, profunda y divertidísima, como todas las suyas, sino incluso útil en ese debate beodo. Y no solo en ese debate, sino en muchos otros, relacionados con el oportunismo político, que nos ocupan y preocupan hoy.

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