LA CLAVE

El imperio del trampantojo

La defensa de la autodeterminación acordada por los independentistas no será votada en el Parlament hasta pasado el 10-N. Es decir, nada. Un señuelo para salir del paso ante las urnas. ¿Y después? Después es una eternidad

El presidente Torra y el vicepresidente Aragonès, en el Parlament, este miércoles.

El presidente Torra y el vicepresidente Aragonès, en el Parlament, este miércoles. / periodico

LUIS MAURI

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El independentismo rige la Generalitat pero no gobierna. La coalición JxCat-ERC está fracturada; el Govern, desnortado; Torra, amortizado a ojos de propios y extraños; el Parlament, paralizado. En cambio, el nervio propagandístico del bloque secesionista no tiene rival ni parangón. De todos los negociados institucionales que controla, el único que funciona sin tregua ni vacilación,  siempre a pleno rendimiento, es el de propaganda.

La fe indesmayable en el trampantojo lo envuelve todo, desde las más altas instituciones hasta la barra de Twitter. Las últimas horas brindan dos interesantes metáforas de esta fiebre. La vicepresidenta del PDECatMíriam Nogueras, tuitea: "En Catalunya hemos decidido vivir de pie, no morir arrodillados". Un seguidor de Nogueras intenta aclararle que el célebre adagio es justo al revés. Lo que dijeron el revolucionario mexicano Emiliano Zapata o la comunista española Dolores Ibárruri (entre ambos se debate la autoría de la máxima) fue: "Prefiero morir de pie que vivir de rodillas". Nogueras replica con desparpajo: "Sí, pero me gusta más esta versión". Da igual: el engendro suma millares de retuits y likes.

Tras la sentencia del Tribunal Supremo se ha ahondado la división independentista. La semana pasada, el bloque fue incapaz de consensuar una respuesta parlamentaria a las condenas de sus líderes. Torra acabó sacándose de la manga y a espaldas de los suyos un llamamiento a ejercer la autodeterminación. Un impulso autolesivo, como el dudoso vídeo de la llamada a la Moncloa. La única ventaja de Torra es que también se sabe liquidado, y eso le da libertad para actuar a su antojo. Ocho días después de la sentencia, los independentistas han consensuado al fin una respuesta parlamentaria: una resolución que defiende la autodeterminación, aunque a diferencia de Torra no prevé ejercerla. De nuevo el imperio del trampantojo: la resolución no será debatida ni votada en el Parlament hasta después de las elecciones generales. Es decir, nada. Un señuelo para salir del paso en vísperas electorales. ¿Y después? Después del 10-N es una eternidad.