'Ibant obscuri'

Anécdotas que son categorías. Un hombre de buena fe, un ciudadano que se preocupa por su ciudad y por su barrio, baja de su casa con un cubo de agua para apagar un fuego en una noche tensa, cálida (para ser de octubre) y crítica, tan crítica y tensa y de un octubre tan cálido como todas las de la semana. El cubo, humilde, no impedirá seguramente que el fuego continúe ardiendo, pero el hombre está decidido a conseguirlo, como uno de esos justos del poema de Jorge Luis Borges.

Volverá a su casa y volverá a llenar el cubo de agua. Llega la Policía Nacional. De un furgón, de repente, endemoniados, bajan unos hombres que "erraban oscuros bajo la solitaria noche", como escribió Virgilio sin saber que hablaba de policías y no de Eneas. El hombre del cubo lleva una camiseta amarilla, deja el cubo en el suelo y levanta los brazos. Los policías lo zurran sin piedad y le empotran contra un muro mientras la familia del hombre grita: "¡Solo quería apagar el fuego!".

Es un hombre sensato y pacífico -lo conozco- que recibe una embestida innoble, sin medida, cargada de odio y violencia. Es una anécdota, un episodio de las noches tensas y cálidas y críticas. Es una categoría: malicia y malevolencia.