ANÁLISIS

'Brexit' o la historia interminable

Un manifestante ondea una bandera británica y otra europea, este sábado, durante una marcha en Londres.

Un manifestante ondea una bandera británica y otra europea, este sábado, durante una marcha en Londres. / periodico

Ruth Ferrero-Turrión

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Boris Johnson está contra las cuerdas... o, al menos eso parece. La ingeniería constitucional-legal británica está haciendo lo que muchas facultades de Derecho no han conseguido, inculcar pasión por una técnica jurídica que, habitualmente, a los ajenos a estas cuestiones resulta anodina. No se puede negar que los tejemanejes de la Cámara de los Comunes nos tienen a todos de lo más entretenidos. Decía hace unas semanas que este proceso de salida estaba evolucionando de una comedia fina hacia un humor más burdo, que se podría asociar al 'show' de Benny Hill con la clasista solemnidad de 'Downton Abbey'.

El sábado 19 de octubre era el supersábado del 'brexit'. El día en que todo se iba a decidir, esta vez, de manera definitiva. Pues no. De nuevo, queda todo aplazado a un nuevo día D, el próximo martes. La capacidad de asombro de la ciudadanía británica y europea en su conjunto está alcanzando unos límites desconocidos. Resulta que, durante la jornada extraordinaria en la Cámara de los Comunes del sábado, ha hecho su aparición la Enmienda Letwin. Ya saben, un nuevo conejo de la chistera gracias al que un antiguo diputado 'tory' ha puesto como condición a la votación que se pueda debatir sobre la misma con tiempo suficiente y en sede parlamentaria. Todo perfectamente democrático, si no fuera porque supone la apertura de varios escenarios. ¿Recuerdan los cuentos de elija su aventura? Pues tal cual.

Veamos. Esta enmienda obliga legalmente a Johnson a solicitar una prórroga a Bruselas si no se alcanzaba el 19 de octubre un acuerdo parlamentario, si no la pidiera estaría fuera de la ley. Y Johnson, que además de terco es un provocador nato, ha dicho que no la pediría, que su orgullo se encuentra por encima de estas pequeñeces.

Toca esperar

Escenario uno. Johnson no pide la prórroga, pero logra un acuerdo en los Comunes. Salida de la UE el día 31 de octubre tal y como estaba previsto y pasamos pantalla. Escenario dos. Johnson no pide la prórroga, y no logra el acuerdo de los Comunes. Entonces salida sin acuerdo, los euroescépticos tan contentos y el resto contemplando el abismo.

Y mientras todo esto sucede, no está de más echar un vistazo para ver lo que opinan los británicos. En una encuesta publicada el 18 de octubre por YouGov a la pregunta de si considera que el acuerdo es bueno o malo para el Reino Unido, el 17% piensa que es bueno, el 23% que es malo, el 45% no sabe qué pensar y el 15% dice que ni bueno ni malo. Total, que además de estar dividida, la sociedad británica está harta de que sus instituciones representativas no funcionen como deberían, algo a lo que, sin duda, no están acostumbrados, a pesar de pasar sus vacaciones en España, dónde ya tenemos costumbre de tales actos.

Así que va a tocar esperar todavía un poco más para ver el desenlace de este nuevo giro de la trama para alcanzar un acuerdo de salida, porque les recuerdo que solo se trata de eso. La verdadera negociación vendrá después, una vez que los parlamentarios británicos decidan "to be or not to be… European, that is the question".