LA IMAGEN DE LA CAPITAL CATALANA

Barcelona, espacio de diálogo, futuro y oportunidades

La respuesta a lo que no nos gusta no puede ser dañar nuestra reputación

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Pau Guardans

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Con el esfuerzo de todos. Año tras año. Con ambición y determinación. Así ha construido Barcelona uno de sus principales activos: su reputación internacional como ciudad global, tolerante y diversa. Ciudad de paz y de encuentro. Esta es la Barcelona que el mundo admira y que nos ha permitido avanzar en todos los contextos políticos y económicos y ser envidiados por muchos.

Hoy vivimos momentos convulsos en los que a la legítima protesta se le suma la violencia sin sentido. Momentos que también han vivido y viven otras ciudades como París, Atenas, algunas ciudades alemanas (con conflictos entre demócratas y neonazis) y las recurrentes protestas con brotes de violencia en reuniones de organismos internacionales. Formamos parte, como ciudad, de una dinámica de violencia a cargo de minorías organizadas que solo tienen por objetivo sembrar el caos y el miedo, como ya sufrimos con los enfrentamientos de Can Vies y la huelga general del 2012.

Vivimos con incredulidad el silencio a la hora de rechazar la violencia por parte de algunos

Esta vez vivimos con incredulidad el silencio a la hora de rechazar esta violencia por parte de algunos, la timidez para la búsqueda de soluciones por parte de la política y la insistencia en trasladar a la calle lo que deberían resolver nuestros representantes democráticamente legitimados. En un sistema político moderno, consolidado y avanzado, su tarea debe ser la ineludible búsqueda de los mínimos denominadores comunes. La violencia no dará nunca más fuerza a ningún argumento, más bien lo contrario.

Estamos lejos de la Barcelona que ha dado ejemplo y ha impresionado al mundo con grandes manifestaciones pacíficas, cívicas, familiares y al mismo tiempo reivindicativas, ya fuera para reclamar el restablecimiento de la democracia, el Estatut, los sucesivos 11-S, el 8-M o el apoyo a los refugiados. Momentos en que proyectamos una imagen de Barcelona como ciudad que se expresa, que opina, que vive intensamente (¡somos mediterráneos!) pero siempre de forma pacífica.

Como ciudad global nos involucramos en los grandes temas que afectan a nuestra sociedad compleja. Pero no podemos dejarnos arrastrar a un tobogán de pasiones y violencia. En la legítima manifestación de todas las opiniones, los gobiernos y las instituciones deben responder con una visión proactiva y determinada en la búsqueda de soluciones y, si no tienen respuesta o propuestas, pidiendo a los ciudadanos que opinemos con nuestro voto.

Debemos trabajar para que Barcelona se reconozca como lo que es: un escenario de convivencia, de oportunidades y donde se pueden hacer realidad nuestros sueños de futuro.

Asegurar nuestro futuro

Barcelona Global está formada por ciudadanos de todos los sectores y modos de pensar. Personas que, incluso en los momentos más complicados de octubre del 2017, coincidimos en que si algo nos unía era y es la Barcelona del talento, de la tolerancia, de las oportunidades. Coincidimos también en que debemos preservar Barcelona (sea para unos una ciudad global catalana, española y europea o para otros la futura capital de una república) del ruido político con el fin de aspirar a ser una ciudad atractiva para el talento, la inversión, la cultura, la ciencia y el conocimiento, los emprendedores y los visitantes. En definitiva, asegurar nuestro futuro. En un mundo que es ya de las ciudades, siempre hemos creído que Barcelona se ha ganado (¡mérito de todos!) el derecho a estar entre las grandes ciudades globales competitivas y atractivas para el talento.

Como plataforma cívica queremos atraer y consolidar la inversión y el talento. No es fácil en este contexto, pero lo podemos seguir haciendo si todos asumimos nuestra responsabilidad; ciudadanía, asociaciones, gobiernos, partidos y medios de comunicación. La respuesta a lo que no nos gusta no puede ser dañar una de nuestras palancas de futuro: la reputación, que tanto ha costado construir.

En Barcelona Global nos ilusiona que científicos, emprendedores, creativos, directivos, gente de la cultura e inversores piensen en Barcelona como lugar para hacer realidad sus proyectos. Nos decepciona y nos entristece imaginar qué pensarán de esa ciudad a la que aspiran si la ven hostil, violenta e intransigente. Nos ilusiona pensar y ayudar a construir el futuro para los que están aquí y para los que vendrán y no podemos dejar que las consecuencias del descontrol de unos pocos nos condicione.

Somos la Barcelona de las ideas, de los sueños, de los emprendedores, de la ciencia, de la cultura, la Barcelona de los prodigios y orgullosa de su ADN tolerante, plural, pacífico y ambicioso para liderar nuevos retos y aprovechar sus oportunidades. Aún estamos a tiempo. Hagamos que pase.