Dos miradas

Los límites del independentismo

Hoy, Catalunya se divide entre los que viven con horror la noche pasada y los que encuentran el modo de justificarla, destiñendo ese pacifismo tan pregonado

TORRA

TORRA / periodico

Emma Riverola

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El independentismo va mudando su piel, pero hay dos elementos que lo conforman: la convicción de tener razón y el deber moral de imponer su tesis, aun rebasando los límites socialmente establecidos. El 6 y 7 de septiembre de 2017, los límites fueron las leyes. Y se quebraron. Esa decisión ha marcado no solo al movimiento, sino a Catalunya entera. A dos millones de votantes (y a sus hijos) se les ha dicho que la justicia y la libertad se encontraban en la senda de la ilegalidad.

¿Qué tenemos ahora? Un incendiario como 'president' de la Generalitat. Buena parte de Catalunya convencida de que el Estado español es intrínsecamente injusto. Miles de ciudadanos esperando el próximo reto de la yincana del Tsunami (que no es un juego). Y a cientos de jóvenes convencidos de que deben defender ‘su libertad’. El nuevo límite era la paz de las calles y se ha superado. Hoy, Catalunya se divide entre los que viven con horror la noche pasadahorror  y los que encuentran el modo de justificarla, destiñendo ese pacifismo tan pregonado. Hay más límites por sobrepasar y Catalunya ya no será el lugar que soñamos. Ni unos ni otros.