Torra y el Tsunami

Atrapado en su 'quiero y no puedo', Quim Torra alentó a los catalanes a movilizarse mientras él movilizaba a los Mossos. Que la indignación lleve a miles de personas a expresarla en la calle es perfectamente lógico. Que sea instigada por un Gobierno que después la reprimirá con pelotas de 'foam', no tanto. Y que, además, la calle responda al dictado de un Tsunami Democràtic que nadie sabe bien quién lo forma, pero que es fácil de intuir, indica que son demasiados los que siguen confundiéndolo todo. También institución y activismo.

"Todos juntos hemos hecho oír nuestra voz con firmeza y más determinación que nunca", concluyó Torra al finalizar el primer día de movilización. ¿Realmente cree que el Tsunami podrá controlar cada acción? Las reglas se acaban rompiendo en la calle. Puede haber miles de personas pacíficas pacíficas y basta un puñado para incendiarlas. Se está volviendo a jugar con fuego. La política no puede esconderse en la calle (ni en los estrategas del márketing revolucionario). El independentismo necesita con urgencia construir un mensaje coherente. Con sus ideales, pero también con la realidad.