Libertad de expresión
Pajilleros de la indignación, S.L.
Leyes garantistas en todas partes y grupos de personas más interesadas en el respeto a sus cosas favoritas que en la libertad
Juan Soto Ivars
Escritor y periodista
Juan Soto
Orwell dijo que si la mayoría de la gente está interesada en la <strong>libertad de expresión</strong>, habrá la libertad de expresión, aunque las leyes la persigan. Me gusta darle la vuelta: si la mayoría de la gente deja de estar interesada en la libertad de expresión, no habrá libertad de expresión aunque las leyes la permitan. Es exactamente lo que ocurre hoy día. Leyes garantistas en todas partes y grupos de personas más interesadas en el respeto a sus cosas favoritas que en la libertad, prestos a montar cacerías. Y claro, dado que vivimos en una sociedad capitalista, pasto de los listos, en los últimos años han surgido empresas dispuestas a sacar tajada del ambiente represivo de los pajilleros de la indignación.
'Writing in the Margins' es una de ellas. Brotada de la corrección política anglosajona, se dedica a la limpieza bajo demanda de posibles expresiones ofensivas en las obras de creadores interesados en publicar sin verse sometidos al fuego purificador. JK Rowling recurrió a ellos para 'limpiar' una de sus novelas, y un grupo de neuróticos profesionales leyeron su texto con la suspicacia típica de la gente que monta cirios en Twitter ante cualquier expresión polémica. A cambio de una tarifa, la autora de Harry Potter se cubrió las espaldas con su corrección moral.
España lleva cinco años de retraso para adoptar las gilipolleces de Estados Unidos. Ahora ha surgido la empresa homóloga, el Colectivo Ficcial, cuyos responsables explican que se han propuesto ofrecer un servicio para “aconsejar” a los autores, es decir, para ofrecerles un servicio de censura previa que les permita publicar su trabajo sin peligro de ofender a ofendiditos. La iniciativa empresarial es la prueba de que el racismo, el machismo y la homofobia ya no están en la intención del creador, sino en la susceptibilidad paranoica del público. El Colectivo Ficcial se ha propuesto obtener dividendos con ello, y hacen bien.
Lo primero que han dicho es que no son “una herramienta de censura”, y tengo que darles la razón. La censura franquista, por ejemplo, hacía el mismo trabajo que ellos pero no te cobraba tarifa. Ventajas de la autarquía.
*Escritor y periodista.
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