análisis

Mi crisis es mayor que la tuya

Valverde, en el entrenamiento previo al clásico con el Madrid en el Camp Nou.

Valverde, en el entrenamiento previo al clásico con el Madrid en el Camp Nou. / periodico

Antonio Bigatà

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Aunque sus equipos ocupen los dos primeros lugares de la Liga tanto los seguidores del Real Madrid como los del Barça reconocen sin disimulos que los suyos se están desenvolviendo muy por debajo de las expectativas. Dicen que carecen de la solidez necesaria para ir mínimamente tranquilos en la Champions. Saben que ni Zidane ni Valverde han encontrado todavía la alineación básica que proporcione garantías.

En esas simultáneas crisis de juego y resultados como tantas otras veces el único consuelo es precisamente la situación del otro; los ambientes estarían notoriamente más enrarecidos en las dos ciudades y los dos entornos si el principal rival hubiese iniciado la temporada  yendo como un tiro. 

La grieta abierta

En los dos lados la verdadera competición es estimativa: ¿nuestra crisis es mayor que la suya? o ¿nuestra crisis es mejor, por ser más llevadera, por tener una posible solución menos lejana ? Porque las dos inestabilidades son de distinta naturaleza aunque superficialmente se parezcan. La del Barça es más psicológica. Está relacionada con las ilusiones frustradas al no reincorporarse Neymar para recuperar una delantera arrolladora, al miedo por la lentitud de adaptación de Griezmann, y a la sensación de inseguridad que provoca en toda la estrategia defensiva la edad y la merma cada vez más perceptible de facultades físicas que padecen los ya no eternos Piqué Busquets.

En ambos casos la pérdida de unas quizá únicamente milésimas de segundo en su velocidad de acción han abierto la grieta que separa por un lado a la competitividad absoluta y por el otro al azar en el desenlace de cada jugada peligrosa. En este mismo capítulo de la psicología colectiva culé figura como cada inicio de temporada la preocupación por la sostenibilidad de Messi en su altísimo nivel de ser capaz de resolver con su visión, sus desbordes imaginativos y sus goles decisivos los partidos encallados. Esta semana ha aclarado, en cambio, que no corre riesgo su continuidad en el Barça.

Por lo demás Valverde hace su trabajo con indiscutible sentido común. tras asentar a Semedo prueba recambios jóvenes en el eje de la zaga, efectúa  ensayos y rotaciones en un centro del campo donde considera piezas básicas a De Jong y Arthur, y busca en el centelleante pero irregular Dembélé y en su hallazgo de Ansu Fati los complementos para el teórico trío titular donde a Luis Suárez empiezan a sobrarle años y kilos. El equipo aún no está bien cocido, posiblemente por la inexistencia de una pretemporada lógica y cimentadora tal como denunció abiertamente Messi, pero se hornea con posibilidades de salir pronto a punto, aunque desconozcamos si tendrá la consistencia necesaria para competir de verdad con los actuales lobos hambrientos e intensos de la Champions.

Sin brújula en el Madrid

La crisis del Madrid es diferente porque es de falta de brújula. A Zidane algunos días le salvan los encuentros solo Benzema  y los descartes que Florentino no consiguió vender (James y Bale) y que él no incluía en su proyecto de juego. Hazard de momento es bueno pero no suficiente, Jóvic actúa poco y el madridismo cambiaría sin vacilar su Vinicius (ex aspirante a suceder a Pelé) por nuestro Fati. 

Los mayorcitos del  centro del campo (Modric y Kroos) no están para batallas de 90 minutos bien sostenidas contra los equipos que actúan con mucha velocidad y alta intensidad, que son más de lo que parece. Ramos, por su parte, ya es más emblemático que seguro aunque recurra a sus porquerías habituales, en las que tanto le ayuda Casemiro. Además está la conciencia de pecado.

Cada vez que el técnico francés mira hacia su propia portería debe tener el remordimiento de haber sido injusto y débil al aceptar la marginación y salida del  mejor guardameta que tenía (el feo Keylor) porque no le gustaba estéticamente al 'Ser Superior'. Con la materia prima noble que tiene a su disposición va consiguiendo puntos pero hasta ahora no ensambla nada. Ese tipo de crisis no tiene nada que ver con la del Barça: es mayor y más grande. El Madrid da la satisfacción de ir por delante en eso.