Trump y su sabiduría

Milicias kurdas frente a la sede de Naciones Unidas en la ciudad de Qamishli, en el norte de Siria.

Milicias kurdas frente a la sede de Naciones Unidas en la ciudad de Qamishli, en el norte de Siria. / periodico

Pere Vilanova

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"En mi gran e incomparable sabiduría", ha dicho Trump, y ha añadido en un mismo tuit: "Si Turquía hace algo que considero inaceptable, pulverizaré y destrozaré totalmente su economía (lo he hecho antes!)". Uno se pregunta dónde está el límite. No lo hay, en la visión del mundo de Trump el límite de todo es su "incomparable sabiduría".

Lo inmediatamente dramático es otra cosa. Como es sabido, <strong>Trump</strong>, sin avisar a nadie, retira sus tropas de la franja norte de Siria donde han estado ayudando a los combatientes kurdos, y a la vez disuadiendo a Erdogan de entrar a fondo y hacer lo que todo el mundo sabe que quiere hacer.

Es grave, y una gran variedad de expertos (incluyendo la cúpula militar de Trump) han advertido del desastre. ¿Se trata de un hecho sin precedentes? Ni mucho menos. Desde 1945, en varias guerras la potencia de turno ha hecho lo mismo. Convencer a sectores más o menos amplios de población nativa para enfrentarse al enemigo local designado. La idea se solía basar en que así debilitabas al adversario, ahorrabas bajas propias y, sobre todo, ganabas tiempo.

Francia en Indochina

Los franceses lo hicieron primero en Indochina, cuando Vietnam, Laos y Camboya eran colonias suyas. Y lo hicieron doblemente, por un lado reclutando entre tribus y grupos étnicos no afines a los comunistas del Vietcong en lo más profundo de las montañas y, por el otro, reclutando población vietnamita  con la garantía de que Francia "nunca" les abandonaría.

Los oficiales que lo hicieron tuvieron valor, se pasaron años (de 1946 a 1954) con ellos, pero llegó la derrota de Dien Bien Phu y de la noche a la mañana centenares de miles de montagnards y vietnamitas quedaron a merced de la peor de las suertes.  

Lo volvieron a hacer en la guerra de Argelia (1945-1962), reclutando a los llamados harkis para combatir al Frente de Liberación Nacional (FLN), y cuando la guerra se acaba, en cuestión de días Francia se va y los deja a disposición de terribles venganzas. Unos miles fueron repatriados a la metrópoli, pero todavía hoy llevan el estigma (ellos, sus hijos y sus nietos) de ser harkis, es decir ni franceses del todo ni musulmanes del todo.

Vietnam

Los americanos lo hicieron en Vietnam entre 1962 y 1973. Busquen en internet información sobre la guerra de Vietnam y las tribus mhong, y todavía hoy corren historias sobre reductos de resistentes mhong perdidos en las montañas entre Laos y Vietnam, y la suerte que corren cuando caen en manos del régimen vietnamita. En la jerga oficial son "convenientemente reeducados".

De todo esto Trump no sabe nada de nada, ni le importa. De sus tweets nos quedan las expresiones arriba citadas, además de que era hora de irse de estas "guerras tribales y ridículas" que ya habían costado "mucho dinero" a Estados Unidos. También ha dicho que Estados Unidos "sólo hará guerras que pueda ganar", con lo cual admite en su cándida ignorancia que en Oriente Medio su país ha sido derrotado. ¿Y los kurdos?