Opinión | Editorial
No frivolizar con las pensiones
Una de las víctimas menos lloradas de la crisis económica es el Pacto de Toledo. Era un acuerdo firmado a finales de los 90 para sustraer el tema de las pensiones de la subasta electoral. Se cumplió escrupulosamente hasta que el Gobierno de Mariano Rajoy, a partir del 2012, suprimió de un plumazo la revalorización automática de las pensiones al desindexarlas del IPC. Una reforma que llegaba tras la prolongación de la edad de jubilación que promovió Zapatero. Esta doble pérdida de derechos acabó con el consenso que había permitido dar estabilidad al sistema y hacerlo sostenible con un fondo de reserva que ahora se ha esfumado. Y asistimos a una campaña electoral tras otra en la que unos y otros pretenden poner el asunto en la agenda de campaña. Lamentablemente lo hacen de manera que no van a la raíz del asunto sino a la superfície: Pedro Sánchez anuncia que subirá las pensiones en diciembre aunque esté en funciones, la pregunta es por qué no lo hace antes, y la oposición replica con acusaciones de mala gestión cuando el problema es estructural. Y en buena medida creado por ellos cuando han gobernado.
¿Quieren hablar del fondo del asunto? El sistema de pensiones españoles tiene forma legal de sistema de capitalización pero se gestiona como un sistema de reparto. Quiere ello decir que, aunque en el cálculo de la retribución se tienen en cuenta los años y las cuantías cotizadas, se pagan con los ingresos de los trabajadores actuales. No hay hucha. No hay un fondo como el de Noruega que capitaliza las aportaciones de trabajadores y de empresas para invertirlas y con los intereses pagar a los titulares de ese seguro. Y pasa que ahora trabaja menos gente de la necesaria para pagar a los que cotizaron antaño. Y son menos trabajando, que cobran salarios más bajos y cotizan menos, cuando la curva de beneficiarios se dispara. Por ley, como exclamaba este martes uno de los participantes en la marcha de pensionistas, las pensiones son un derecho pero se administran con cargo a la discrecionalidad de los presupuestos generales. La irresponsabilidad es aún mayor porque los partidos que han gobernado saben que una parte del déficit actual se habría evitado si en los tiempos del superávit, el Estado se hubiera hecho cargo, como corresponde de las pensiones no contributivas. La crisis ha desvelado un engaño, una ficción y nadie quiere hacerse cargo de las consecuencias de ese desaguisado.
Así las cosas, hay que hablar de las pensiones en esta campaña electoral, pero sin frivolidades ni promesas vacías. ¿Qué proponen los partidos que tengamos: un sistema de capitalización o de reparto? ¿Cómo quieren acabar con el déficit: aumentando los salarios o las cotizaciones o forzando que el Estado asuma las pensiones no contributivas? ¿Quieren revalorizarlas antes de corregir el déficit? ¿Van a exigir a la UE que se lo permita? Hay que hablar de estas cosas porque interesan a todos: a los que ahora son pensionistas y a los que lo serán el futuro? Es un derecho que hay que saber cómo se va a cumplir.
- García-Castellón y Gadea dejarán sus plazas en la Audiencia Nacional y Pedraz sopesa hacerse con el juzgado del Tsunami, por Ernesto Ekaizer
- Airbnb aconseja a los propietarios que no anuncien las piscinas en sus alojamientos turísticos
- Vuelve Moisés a Pasapalabra: el concursante desvela los problemas que sufrió en el pasado y por los que tuvo que abandonar el programa
- El invierno vuelve por Sant Jordi: los meteorólogos alertan del fenómeno que nos espera la próxima semana en Catalunya
- La tiña se expande en Catalunya entre los adolescentes que se rasuran asiduamente la nuca en las barberías
- Olvídate de freír el huevo en la sartén: esta es la fórmula para hacer los mejores huevos fritos
- Liberada una mujer retenida en un piso de acogida para víctimas de violencia machista en Santa Coloma de Farners
- El río subterráneo más largo de Europa está en España: nadie conoce su nacimiento ni su desembocadura