Dos miradas

Paralizados

Moverse por moverse para mantenerse en el poder. Y sin un plan real de futuro. Catalunya paralizada por las quimeras

Marcha de antorchas en Girona para conmemorar el 1-O, el pasado martes

Marcha de antorchas en Girona para conmemorar el 1-O, el pasado martes / JOAN CASTRO / ICONNA

Emma Riverola

Emma Riverola

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Se acerca la sentencia del 1-O. Con ella, el 'tsunami democràtic'. No sabemos muy bien qué será, pero seguro que nos enteramos. Como aperitivo, cinco marchas populares de tres días. La idea es paralizar Catalunya. Se intuyen tres reacciones: entusiasmo de los que se apuntan a todos los actos participativos del procés, decepción de los que solo ven en la propuesta una frívola yincana y fatiga e irritación entre los que no comulgan con la independencia. Los organizadores tacharán a estos últimos de insolidarios. Asegurarán que las protestas defienden la justicia, la democracia y la libertad. Esas palabras tapaderas que siempre utilizan para hablar de independencia.

El intento de parálisis del país puede ser el ¿último? gran acto del ‘procés’, ese movimiento emocional capaz de fagocitarlo todo, desde partidos, ideas y luchas. Ahora también utilizará a los presos. Su sentencia dará impulso a un independentismo desnortado. Pero, ¿para qué? Ni llegará así la independencia ni mejorará la convivencia. Moverse por moverse para mantenerse en el poder. Y sin un plan real de futuro. Catalunya paralizada por las quimeras.