Un 'no' a la trascendencia

Tengo una añoranza que me viene de muy lejos y, lamentablemente nunca podré borrarla. No hablo ahora del amigo que ya no está, ni de los días de verano de sugestiva vida. Hablo de unas canciones que ahora no puedo escuchar porque no domino las nuevas tecnologías. Afortunadamente conservo las letras y recuerdo las músicas y así puedo renovar mi admiración.

Qué capacidad la de Georges Brassens para rehuir la trascendencia y crear sencillas y palpitantes escenas de vida.

«Llovía con fuerza en la calle mayor y ella pasó sin paraguas. Yo llevaba uno que esa tarde a un amigo mío le afané».

«Yo que me acerco y le propongo si quiere compartir el cobijo y ella, viendo que llueve sin parar, dulcemente, me dice que sí».

«Daría con gusto un rincón en el paraíso por el rincón más pequeño del paraguas». «Daría con gusto un rincón en el paraíso por el rincón de paraguas feliz».

«No he olvidado escuchar juntos la canción del agua de la lluvia sobre el paraguas protector».

«Y ojalá que el diluvio hubiera llovido de forma continua para retenerla en mi refugio cuarenta días y otras noches».

«Pero también bajo la lluvia las calles llevan hacia allá y pronto el cielo puso límite a mi felicidad».

«A la hora de separarnos llegó, ella me dijo ‘muchas gracias’, y, cada vez más pequeña, se perdió, lejos. No la he visto más».

«Daría con gusto un rincón en el paraíso por el rincón más pequeño del paraguas». «Daría con gusto un rincón en el paraíso por el rincón de paraguas feliz».

En aquel tiempo que era 'el mío' pienso que apareció una creatividad tan original como poco pretenciosa. Quizá por eso –porque soy de mi tiempo– las obras demasiado ambiciosas me fatigan. Incluso la palabra obra, o más precisamente aún, mi obra me da risa.