IDEAS

La memoria de Tarajal

Localización del cadáver de un subsahariano fallecido en Tarajal.

Localización del cadáver de un subsahariano fallecido en Tarajal. / periodico

Lucía Lijtmaer

Lucía Lijtmaer

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Dicen que la historia la cuentan siempre los vencedores. Es lo que ahora llaman “controlar el relato”, algo que sucede siempre a pequeña y gran escala. Doris Lessing lo relataba espléndidamente en 'El viento se llevará nuestras palabras', una narración que detalla su paso por Peshawar y las infrahumanas condiciones en las que vive el pueblo afgano. Ella lo explicaba, en el prólogo, con una reflexión: ¿por qué hay atrocidades que quedan fijadas en nuestra memoria -el Holocausto judío- y otras -como la que ella narra- que, por importantes que sean, desaparecen sin más, y no quedan ni en la memoria?

Esta semana volvía, otra vez, la pregunta, como una ola que rebota en el mar, a modo de noticia. La jueza María de la Luz Lozano ha iniciado el procesamiento de 16 guardias civiles por homicidio imprudente grave con resultado de muerte y denegación de auxilio. Como atestiguan los dos únicos supervivientes, la noche del 6 de febrero de 2014 los guardias civiles, cumpliendo órdenes desde sus lanchas, dispararon pelotas de goma y botes de humo tóxico contra un grupo de migrantes que saltó la valla de Ceuta y se echó al mar para alcanzar la costa española, en Tarajal. Se ahogaron quince personas. No hubo autopsias.

Escribir depende qué cosas, narrarlas, volver a narrarlas produce, en ocasiones, el estupor del desconcierto. Disparar al que se ahoga una vez nos resultó inconcebible. No rescatar al necesitado, también. Pero el relato, la historia, no vive únicamente de lo que cuente el vencedor, sino del silencio cómplice del que lo ignora. Tarajal, en nuestra memoria, quedará siempre como el ejemplo de lo que ahora se repite casi cotidianamente. A lo que nos hemos acostumbrado. A una Europa atroz, a unos estados inmunes al sufrimiento, a un Mediterráneo convertido en fosa común, día tras día, sin que suceda nada.

Ante eso es necesario oponer a la narración de los vencedores con la construcción de la memoria colectiva. Solamente a través de la acción y la memoria se recupera algo parecido a la humanidad. No sé si la humanidad, pero quizás algo parecido, sí.