Opinión | Editorial

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División de la izquierda ante el 10-N

La irrupción del partido de Errejón ha abierto una brecha en Podemos y podría arañar votos a los socialistas

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Si las elecciones del 28 de abril se celebraron con la derecha dividida en tres partidos –PP, Ciudadanos y Vox–, la presentación a la repetición electoral del partido de Íñigo Errejón, Más País, va a hacer que el 10 de noviembre la izquierda compita también dividida en tres formaciones, el PSOE, Unidas Podemos (UP) y el partido del antiguo número dos de los morados. Pese a los intentos de restarle importancia, esta división en la izquierda comienza a preocupar en el partido socialista, aunque al principio se vio la concurrencia de Errejón a las urnas como una oportunidad para rebajar las expectativas de la formación encabezada por Pablo Iglesias.

Los dos actos de los partidos de izquierda celebrados ayer se sitúan en esta línea. Mientras en el comité federal del PSOE prácticamente ni se mencionó a Más País ni a UP, Iglesias dedicó parte de su discurso ante el consejo ciudadano a atacar a Errejón, a quien reprochó que se hubiera pronunciado por apoyar «gratis» a Pedro Sánchez y le recordó que Podemos no llegó a la política ni para apuntalar el bipartidismo ni para «facilitar el sueño plácido de los poderosos», recuperando así el lenguaje de los inicios del partido. Pero lo cierto es que Errejón ha abierto una brecha en UP al llevarse con él a la dirección en Murcia y al partido ecologista Equo, además de confluir con partidos hasta ahora próximos a Podemos como Compromís o incluso la Chunta Aragonesista.

La irrupción en la izquierda de una tercera fuerza como la de Errejón es, sin embargo, una incógnita porque, por una parte, por su condición de partido no implicado en el fracaso de la formación de gobierno puede arrastrar a votantes que hubieran decidido abstenerse en protesta por la falta de acuerdo entre el PSOE y UP, pero también puede arañar votos a los socialistas, además de los que pueda recoger de Podemos. Aunque Errejón ha decidido presentarse solo en las grandes circunscripciones, puede ocurrir que la división haga perder votos y diputados a la izquierda en unas elecciones en las que, pese a que no se materialice el experimento de España Suma por la oposición de Cs, la amenaza de las tres derechas sigue vigente y para impedir un gobierno con la extrema derecha es imprescindible la movilización del voto de izquierdas.

Porque la duda sigue siendo quién pagará el fracaso del pacto de izquierdas. Es cierto que Sánchez no tenía ningunas ganas de gobernar con UP y que pecó de tacticismo al ofrecer primero un Gobierno de cooperación sin ministros de UP, para pasar después a otro con personalidades independientes próximas a Podemos hasta llegar al veto directo a la presencia de Iglesias en el Consejo de Ministros. Pero la acusación de Iglesias, repetida en el consejo ciudadano de ayer, de que el presidente del Gobierno en funciones le «mintió» al ofrecerle finalmente un Gobierno de coalición no se sostiene porque fue él quien rechazó la vicepresidencia y los tres ministerios que tuvo la oportunidad de aceptar. Y a la vista de lo que ha sucedido posteriormente, esa era una oferta que Iglesias no podía rechazar.