Jóvenes emigrados

Volver

En mi país los jóvenes se van porque no se les ofrece nada y mientras tanto los trenes siguen abarrotados y los políticos no se hablan entre ellos

Detenido un español con más de un kilo de metanfetamina en Indonesia

Detenido un español con más de un kilo de metanfetamina en Indonesia / periodico

Ricard Ustrell

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ha vuelto la normalidad y con ella los que aparcan cosas -ahora patinetes- por los sitios menos pensados, los trenes abarrotados, el 'Hormiguero', los que insultan en Twitter y Albert Rivera (aunque no sé si por mucho tiempo). Pero también vuelven cosas inesperadas. Tengo un amigo que se ha pasado 10 años viviendo fuera y ahora también ha regresado. Estudió en Barcelona una ingeniería y desde entonces ha encadenado trabajos en otros paises. Durante estos últimos años siempre se había mostrado escéptico sobre la idea de volver. No sentía Barcelona como un lugar donde terminar, sino donde empezó todo. Pero ahora ha decido cambiar esa lógica. Aquí está.

Mi amigo no se esperaba sentir lo que los expertos llaman “choque cultural inverso”. Se trata de un sentimiento muy duro. Comienzas notando que la vida ha seguido mientras tú no estabas. Una cosa era venir por Navidad, como quien mira fotos antiguas, desde el viaje, revisitar tu vida de antes como algo folclórico. La otra es volver a vivir aquí sin ser el mismo. Ahora debe aceptar que quien ha cambiado no es el mundo, sino él.

El otro día me dijo que se sentía como un extranjero. Me preguntó cómo he podido quedarme aquí. "¿Dónde está tu sueño de irte a estudiar Filosofía en la Sorbona de París?", me preguntó. Y me di cuenta que seguía allí, intacto. Que tampoco yo había cambiado tanto. Seguramente nunca tuve el valor o la resignación de muchos de mis compañeros que marcharon para encontrar trabajo. Yo empecé a trabajar muy joven y una cosa me llevó a la otra. Qué suerte, me decía. Qué desgracia, pensaba. Soy de una generación que ha nacido sabiendo que esa es su tierra pero que nunca podrá trabajarla. Qué desafortunada idea. Qué estupidez volver, me decía mi amigo, 10 años después. Y qué idea más terrible: en mi país los jóvenes se van porque no se les ofrece nada y mientras tanto los trenes siguen abarrotados y los políticos no se hablan entre ellos, dos años sin presupuestos en la Generalitat y a elecciones por año en España.