Dos miradas

Franco y el alma

Sin el guardián del odio, llega el momento de crear un espacio de silencio y escuchar todas las voces del pasado

Valle de los Caídos. Tumba de Franco

Valle de los Caídos. Tumba de Franco / JOSÉ LUIS ROCA

Emma Riverola

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Llegó con la pompa de 40 años gobernando España con puño de hierro, después de desatar y ganar una guerra fratricida que asoló al país. Fue sepultado bajo una losa de granito de 1.500 kilos. 37 metros más arriba, una cúpula formada por más de cinco millones de teselas. Una obra que muestra: “El alma española, encarnada en todas las categorías de hombres y mujeres de la historia patria, sube al cielo para unirse a la Iglesia triunfante”.

Y ahí se quedó parte del alma de España, atrapada entre el granito y la cúpula, enredada por la presencia de los restos de contendientes de ambos bandos que nunca quisieron estar allí y el aire viciado por los homenajes ultras. Una democracia no puede soportar un mausoleo monumental para un dictador y muertos en las cunetas. Los restos de Franco se van y con ellos el homenaje público a su presencia. Sin el guardián del odio, llega el momento de crear un espacio de silencio y escuchar todas las voces del pasado. Ambos bandos tuvieron múltiples bandos. Y de ambos nos llega el eco del dolor y del miedo. Solo si aprendemos a escucharlo podremos pactar con nuestra memoria colectiva.