Contra la desinformación

Educación sexual: asignatura pendiente

Hay que hablar de sexo con los hijos antes de que crezcan. Si no lo hacemos desde el origen, será demasiado tarde

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Imma Sust

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Muchos son los padres que temen el día en que uno de sus hijos les pillen practicando sexo. Y muchos son los hijos que lo sufrieron en su momento y que no pueden borrar esa imagen de su mente. ¿Pero saben qué les digo? Creo que las cosas están cambiando. El otro día me contaron una anécdota que pienso que puede ayudar a algunos padres con hijos pequeños o adolescentes. Pareja practicando sexo, niño que entra en el cuarto sin avisar y madre que dice casi sin pensarlo: "¡Anda! Nos has pillado haciendo el amor!" Niño que se ríe, se marcha y aquí no ha pasado nada. ¿Qué maravilla, verdad? Hay que hablar de sexo con los hijos. Rápido. Antes de que crezcan. Es demasiado pronto, dicen algunos. ¿En serio? ¿Saben que los adolecentes empiezan a consumir porno de los 8 a los 14 años?

No es que sea demasiado pronto, es que si no lo hacemos desde el origen, entonces será demasiado tarde. Cuando nos pongamos a hablar con ellos, ya estarán contaminados por el porno machista y repleto de relaciones de alto riesgo. Son nuestros hijos y les enseñamos a andar, a comer, a hablar y a comportarse. Pues cuando empiecen a tocarse o cuando sientan que es el momento, hay que empezar a hablarles de su sexualidad. Primero para que aprendan a poner límites y a protegerse de cualquier agresión que pueda venir. Muchos niños son abusados sexualmente porque no tienen ni idea de lo que les están haciendo. Y luego, si educamos a los críos haciéndoles creer que el sexo solo sirve para procrear, el día que sientan placer al tocarse, se van a sentir muy raros y muy solos. No van a confiar en los adultos y... ¿dónde acudirán? A internet. ¡Hola, porno!

Muchas son las películas y series donde salen escenas de sexo que nos pueden ayudar a educar a nuestros hijos antes de que vean porno. Un ejemplo de serie que se ha estrenado hace poco en HBO y nos puede dar alguna idea es 'Euphoria'. Narra las vivencias de unos adolescentes de secundaria que se relacionan a través de las drogas, el sexo y las redes sociales. Si ponemos el foco en el sexo, tiene alguna escena digna de analizar. Un ejemplo. Una pareja de adolescentes que van a practicar sexo por primera vez. Él la aprieta fuerte del cuello e intenta penetrarla sin ni siquiera darle un beso. Es una escena terriblemente incómoda que aunque lo parezca, no acaba en violación. Ella lo para, le dice que no le gusta y él no entiende qué está haciendo mal.

-Creía que te gustaba -pregunta el chico.

-¿Por qué narices me iba a gustar? –contesta la chica.

La respuesta es “el porno”. Si hoy mismo entramos a mirar los vídeos más populares de Pornhub (plataforma gratuita de porno en internet), veremos hombres insultando, pegando y sometiendo a mujeres que actúan como si eso les encantara. Penes sin condón y chicas ultramaquilladas que no paran de gritar fingiendo orgasmos. Porque así se actúa en las películas porno. Se repiten los mismos esquemas machistas en absolutamente todas las pelis. Unas estarán más o menos bien rodadas, pero el esquema siempre es el mismo. Luego están las películas de categoría lésbica, que ¡oh sorpresa! también están pensadas para que las vean hombres. Las mujeres estamos un poco huérfanas de porno. Nos pueden gustar, e incluso excitar algunas escenas aunque sean absolutamente cutres y machistas. Es lo que tiene la educación falocentrista y el machismo interiorizado.

Se tendría que plantear ya de una vez por todas, una educación sexual en las escuelas que empiece en primaria y que acabe en el bachillerato. Con médicos y sexólogos que no den su opinión ni adoctrinen a nadie. Que informen, que den herramientas a los chavales según la edad y que miren pelis porno en clase si hace falta. Enseñar a los alumnos que nos tocamos las manos, los pies, la cara y el pelo. Nada de malo hay en tocarse los genitales y que esto nos ayuda a conocernos mejor y aumenta el número de orgasmos que tendremos en un futuro. Que algunas mujeres no tienen ovarios y algunos hombres tienen clítoris. Que no todos los trans sienten la necesidad de operarse. Que las relaciones metacoitales son mucho más placenteras para la mayoría de las mujeres que el coito, que no tiene por qué ser el fin de la relación sexual. Que puedes practicar sexo con la regla y que, aunque parezca raro, hay riesgo de quedarse preñada. Que siempre hay que protegerse. Que las mujeres también eyaculamos. Que la próstata masculina es una fuente enorme de placer. Y que llegar al orgasmo a la vez es prácticamente imposible y que tampoco es necesario. Que quitarse el condón en el último segundo es una agresión. Que si no te gusta, no lo hagas. Dejarlos ser lo que ellos sientan que son y que tengan las relaciones que quieran y como quieran pero con información, respeto y consentimiento.

La sociedad lo está pidiendo a gritos. Violencia de género, 'manadas' incluso de menoresinfecciones de transmisión sexual que no paran de aumentar y siguen los abusos sexuales a menores por parte de la Iglesia o la familia. Vamos a poner orden. La educación es la clave.