Dos miradas

Rubert

Hemos querido tanto a Rubert de Ventós y hemos aprendido tanto con él porque nos ha hecho partícipes del pensamiento con la profunda sencillez de la piel

Xavier Rubert de Ventós

Xavier Rubert de Ventós / periodico

Josep Maria Fonalleras

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En el acto de homenaje a Rubert de Ventós por sus 80 años, alguien dijo, hablando de su filosofía, de su manera de entender el pensamiento, que "el sentido más humano es el del tacto". Se refería a un tipo de reflexión que parte de la vivencia personal y que transita por los mundos complicados del intelecto a partir de la propia experiencia. Al hacerlo, el filósofo se convierte en alguien cercano, porque no establece una frontera entre la vida y la disquisición. La primera magnetiza la segunda, que se convierte en un corpus filosófico gracias a la forma que se impone a la anécdota. Como ocurre, por ejemplo, con Rousseau o con Kierkegaard, las largas caminatas o el dejarse ir en la deriva de una barca, las angustias que provoca el amor desaforado e imposible. Pensé en lo que decía Paul Valéry: "Lo más profundo del hombre es la piel".

Y debe ser por eso que hemos querido tanto a Rubert de Ventós y que hemos aprendido tanto con él, porque nos ha hecho partícipes del pensamiento con la profunda sencillez de la piel. Y esto solo es posible gracias a la persistencia de la palabrapalabra. Como dijo Oriol Ponsatí-Murlà, "es un grandísimo filósofo porque es un grandísimo escritor".