Convocatoria electoral

Dejen de despreciar a Sánchez

El presidente en funciones ha preferido intentar conseguir más apoyos en otras elecciones que embarcarse en un probable viaje contra las rocas

El Rey recibe a Sánchez en Zarzuela.

El Rey recibe a Sánchez en Zarzuela. / periodico

Joaquim Coll

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Solo el 10-N sabremos cómo los ciudadanos reparten las culpas por el adelanto electoraladelanto electoral. Pero en contra de lo que se afirma tan alegremente, Pedro Sánchez ha actuado esta vez más por responsabilidad que por el deseo de alcanzar pronto el poder, como sucedió con la moción de censura en el 2018. Si ahora hubiera priorizado la ambición de ser reelegido presidente a cualquier precio, lo tenía fácil. Y, sin embargo, ha preferido actuar con prudencia aunque le acusen de lo contrario. “Temerario, irresponsable  y oportunista”, le llaman por razones diversas desde la oposición y no pocos tertulianos. Sánchez estaba convencido de que un Gobierno de coalición con Unidas Podemos fracasaría a medio plazo por dos factores: la tensión secesionista secesionista que, poco o mucho, se reactivará tras la sentencia del 'procés' y, más importante todavía, la ralentización económica que posiblemente acabará en otra crisis en medio de un escenario internacional incierto. Gobernar con los de Pablo Iglesias no parecía muy alentador, menos aún cuando ERC sería también imprescindible para aprobar leyes y presupuestos. Así pues, mejor la prudencia de intentar conseguir más apoyos en otras elecciones que embarcarse en un probable viaje contra las rocas.

En julio pasado, Sánchez no tuvo más remedio que hacer una oferta de coalición a Iglesias, pero que este despreció al creer que podría mejorarla apurando la negociación. Fue un grave error del líder morado y para Sánchez la confirmación de que no debía alejarse de su objetivo inicial de gobernar en solitario mediante una geometría de apoyos variables. Al igual que Iglesias, tampoco Albert Rivera ha querido que la realidad le desmintiera un buen guion (el de Sánchez vendepatrias) y ha acabado enrocado en una intransigencia que le puede costar cara. En ambos errores anida el desprecio hacia Sánchez, al que consideran políticamente inferior. Es el mismo fallo que cometieron antes algunos dentro del PSOE. Esta no es una película de buenos y malos, pero hasta ahora Sánchez ha demostrado mejor intuición que sus rivales.