NÓMADAS Y VIAJANTES

Bolton, ¿héroe, halcón o criminal?

Algo grave sucede en las democracias cuando uno de los padres de las mentiras masivas de Irak tienen una segunda oportunidad

John Bolton, exjefe de Seguridad Nacional de EEUU.

John Bolton, exjefe de Seguridad Nacional de EEUU. / periodico

Ramón Lobo

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Algo grave sucede en las democracias cuando personas como John Bolton, uno de los padres de las mentiras masivas de Irak, tienen una segunda oportunidad. En estos 17 meses como jefe de Seguridad Nacional de EEUU ni siquiera se molestó en reciclar las viejas patrañas del 2003. Hizo un copia pega para vendernos que Irán es un peligro global. Donald Trump estuvo cerca de comprar el embuste.

Dexter Filkins, veterano corresponsal de guerra estadounidense, escribió esta semana en The New Yorker que Bolton es un tipo frío que tiene una visión del mundo en la que le sobran la ONU y la UE. Frente a su intervencionismo unilateral, Trump sería un líder que ve todo como un gigantesco mercado inmobiliario en el que puede convencer a los malos.

La suerte de Bolton empezó a cambiar en la noche del 20 de junio, cuando Trump suspendió un ataque contra tres posiciones de la defensa aérea iraní a diez minutos de su ejecución. Era la respuesta al derribo de un dron de EEUU, pese a que no quedó claro si estaba en aguas iranís o internacionales. Trump dijo que lo había cancelado en el último momento porque no quería causar la muerte de 150 personas. También habló de respuesta desproporcionada.

En el partido de escalar la tensión con la excusa de la crisis de los petroleros estaba Bolton, y tal vez uno de sus valedores, el vicepresidente Mike Pence, un ultracatólico. Su fuente de información eran los servicios de espionaje de Israel Arabia Saudí, dos entusiastas de aplastar a Irán.

Impredecible

Lo ocurrido es un ejemplo de cómo funciona Trump, un tipo impredecible que iría a la guerra por un insulto, pero no por un incidente militar menor. Juega el papel del policía bueno y el del malo de manera simultánea amparado por el arsenal militar de su país.

Esta ha sido la línea seguida en las negociaciones con los talibanes en Doha, llamadas secretas pese a que todo el mundo sabía de su existencia desde los tiempos de Obama. Afganistán es una guerra que EEUU no puede ganar y tampoco perder mientras vuele un B-52 sobre Kabul. Se malogró la posibilidad de una victoria debido a la aventura iraquí, que distrajo tropas, ideas y dinero.

Bolton filtró que se iba a celebrar estos días un encuentro con jefes talibanes en Camp David para firmar la paz. Deslizó que él y Pence estaban en desacuerdo. Hubo escandalera más por el simbolismo de Camp David que por el pacto. Trump declaró muertas las negociaciones con la excusa de un atentado en el que murió un soldado estadounidense. Después, echó al filtrador.

Un mundo más inseguro

Un grupo de los senadores republicanos y medios de comunicación conservadores han llorado la pérdida de Bolton, incluso The Wall Street Journal afirmó en su editorial que "el mundo es hoy un lugar más inseguro". El senador por Utah, Mitt Romney, que disputó la presidencia a Obama en el 2012, se ha declarado horrorizado por las negociaciones. Romney aprovechó para recordar la muerte de miles de soldados estadounidenses en Afganistán, pero se olvidó de los más 1.400 civiles afganos muertos en los bombardeos de EEUU y de sus aliados en lo que llevamos de año. Esta sobreactuación por la caída de uno de los mentirosos de Irak tiene que ver con la cercanía de la efemérides del 11-S

Tampoco nadie se ha acordado de los miles de soldados de EEUU y civiles iraquís que perdieron la vida por culpa de Bolton y de sus compinches. Ha hablado hasta Dick Cheney, un hombre que estaría en La Haya si no fuese norteamericano. Al desastre de Irak le siguió el de Siria, un daño colateral. Juntos superan el millón de muertos.

Trump remató a su ex colaborador, después de decir que había cometido muchos errores, con una frase lapidaria: "John es un tipo duro, es tan duro que nos metió en Irak. Y eso sí que es ser duro". Las diferencias se han centrado en tres conflictos, además de Afganistán: Corea del Norte, en el que Bolton prefería la medicina de Libia, es decir, bombardear; Irán, su obsesión personal, y Venezuela, donde quería organizar una guerrilla antichavista.

Este dramático cambio de guion supone un revés para Binyamin Netanyahu, que el martes se enfrentará a una complicada repetición electoral. Netanyahu y Bolton competían en quién era más antiiraní. Los planes del primer ministro israelí de anexionarse el valle del Jordán pueden estar en peligro. Trump no simpatiza con los judíos de EEUU, a los que ve como votantes del Partido Demócrata, y tampoco con las personas que se creen más listas que él. Bibi, el gran manipulador, puede ser el siguiente damnificado.