Hola, me llamo Marta y soy guionista

En el cine, el guionista suele tener la misma importancia que la del tóner con la que imprime el guion: o sea, ninguna. Si se fijan, las películas siempre son 'de' (preposición que denota posesión) y 'el nombre del director o directora'. O sea que, según la industria, las películas son de quién las dirige.  

Y yo me pregunto. ¿Qué sería del cine sin los guionistas? ¿Un montón de planos bonitos sin ton ni son? ¿Unos actores mirando al vacío y silbando?

De anécdotas de guionistas invisibles tengo unas cuantas: un colega estrenaba su película en un festival. Nadie le invitó y  al final tuvo que comprar una entrada para ver su propia película. A una amiga la nominaron a mejor guion y no la invitaron a la gala, etc.

Se cree que los guionistas somos seres de escritorio, que nos dan pereza los estrenos y las alfombras rojas pero no se engañen, a todo el mundo le gusta que le reconozcan el trabajo. Y el conformismo no casa con la esencia de nuestro oficio. ¿Para qué escribimos si no es para intentar cambiar un poquito el mundo?

Deberíamos empezar a educar a la industria y hacer que entienda, de una vez por todas, que las historias no se escriben solas. Queremos ver nuestro nombre en grande en el cartel, al lado del director y los actores. Pero claro, el guionista no vende. Pues los primeros que tenemos que combatir para ser un reclamo para el público somos nosotros. Así que, cual terapia de grupo se tratara, me presento: Hola, me llamo Marta Buchaca y soy guionista. Mi película se llama 'Litus', se basa en mi obra de teatro, el guion es mío y tengo la suerte de que la dirija Dani de la Orden, que ha respetado el guion, que sabe la importancia de nuestro oficio y que fue quién se enamoró de la obra hace cinco años y apostó por llevarla al cine. Litus se estrena el 13 de septiembre. Disfruten de la película y recuerden que el cine es un trabajo en equipo: dirección, guion, producción, cásting, sonido, música, montaje, vestuario, maquillaje, fotografía, peluquería, etc.