Al contado

Un país en 'stand-by' ¿perpetuo?

Votar es el mejor reflejo de una democracia, pero no hace falta hacerlo con tanta asiduidad

Pedro Sánchez se reúne con Pablo Iglesias de Unidas Podemos en la Moncloa.

Pedro Sánchez se reúne con Pablo Iglesias de Unidas Podemos en la Moncloa. / periodico

Agustí Sala

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Estoy de acuerdo con Oriol Junqueras. El líder de ERC, encarcelado desde hace casi dos años a la espera de la sentencia del juicio por el 'procés', asegura que no hay mejor reflejo de democracia que votar. Entrando en el cuerpo a cuerpo con el 'president' Quim Torra y su predecedor Carles Puigdemont, que rechazaron adelantar elecciones en Catalunya, Junqueras asegura en su cuenta de twitter que "No se había visto nunca que alguien diga que el hecho de que la gente vote debilita las instituciones. ¿Desde cuando el ejercicio democrático del derecho de voto debilita las instituciones de un país?".

De hecho no hace más que emplear los argumentos del independentismo --también Junts per Catalunya y el entorno del 'expresident'-- para defender un referéndum. Es cierto: No hay mejor forma de ejercer la democracia que acudiendo a las urnas. Pero también es verdad que no hace falta hacerlo con la asiduidad con la que se está produciendo últimamente en España por incapacidad o falta de voluntad de los protagonistas políticos.

Es necesario que haya estabilidad y que el bloqueo político no se normalizarse. Que los gobiernos duren periodos un poco más largos y que puedan llevar a cabo estrategias de país, en un sentido u otro (algo que la ERC de Junqueras parece más dispuesta a facilitar que Unidas Podemos. Y no digamos que el PP Ciudadanos) es necesario.

Y más cuando se acumulan asignaturas pendientes como la situación de las cuentas de la Seguridad Social para el pago de las pensiones o los cambios que hay que introducir en la legislación del mercado laboral, por poner solo unos ejemplos de materias que deberían haberse acometido ya hace mucho tiempo. O la financiación autonómica, con un sistema caducado desde el 2014, o la transición ecológica y las medidas necesarias para paliar los efectos en el empleo de la automatización. Casi nada.

La economía española ha dado muestras de resiliencia: hasta ahora se ha adaptado bien a la falta de estabilidad política. Pero esto seguro que tiene un límite, cuando incluso en una país con inestabilidad congénita como Italia son capaces de ponerse de acuerdo en unas semanas para la formación de un gobierno.

Los indicadores apuntan a una desaceleración. Nadie lo pone en duda. No hay todavía nada que anticipe una recesión o una crisis profunda. Pero no dependemos solo de nosotros mismos sino de cómo marchan países como Alemania, que atisba una posible recesión y de cómo evolucionan la pugna comercial de EEUU y China o el 'brexit'.

Deberíamos afrontar como mínimo aquello que depende de nosotros mismos como país, para poder navegar con mayores garantías cuando el mar esté enbravecido. La responsabilidad de evitar que el 'stand-by' sea perpetuo es de todos, a izquierda derecha.