La inseguridad en Barcelona

¿Riesgo de morir de éxito?

Barcelona necesita coordinación institucional para atajar la sensación de inseguridad

Mossos d'Esquadra durante una redada contra el tráfico de drogas en Barcelona

Mossos d'Esquadra durante una redada contra el tráfico de drogas en Barcelona / periodico

Joan Tapia

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En julio me sorprendió que la encuesta del Ayuntamiento indicara que la seguridad era el problema que más preocupaba a los barceloneses (27,4%). Y la inquietud se había multiplicado. El verano no ha sido tranquilo y el nerviosismo se ha disparado, en especial en algunos barrios. La encuesta diaria de EL PERIÓDICO y Josep Cuní del martes -un buen termómetro sin pretensión científica- mostraba que los barceloneses se dividen por la mitad entre los que creen a la ciudad segura o insegura.

Lo preocupante es que periódicos relevantes, como el alemán 'Spiegel', hablan de inseguridad en la capital catalana. Y un agudo viajero francés me dice que en sus vacaciones en Argentina -donde no faltan problemas- le sorprendieron titulares alarmistas sobre Barcelona.

Barcelona es una ciudad de éxito que ha sabido salir airosa, no indemne (perdimos la Agencia Europea del Medicamento) de la crisis política. Una prueba es que la contratación de oficinas ha subido un 30% en el primer semestre, hasta 256.000 metros cuadrados, y que el 48% se debe a empresas extranjeras. Anna Gener (Aguirre Neuwman) afirma que Barcelona tiene una “resiliencia imbatible”.

¿Puede ahora la inseguridad dañar esta resiliencia interna y externa? La realidad dice que no. La inseguridad ha crecido, pero Barcelona sigue siendo una ciudad segura. El número de homicidios -pese a agosto- es similar al de Madrid. Lo que si ha habido es un aumento de los hurtos y de los robos con violencia que es obligado atajar. Las causas son varias. Una es el propio éxito que ha disparado el número de turistas (superior al de Madrid) y que la convierten en un polo de atracción para delincuentes en busca de destino.

Otra es la sentencia del Supremo que impide la entrada en la cárcel de los autores de pequeños hurtos -por reincidentes que sean- y que tienen así cierta impunidad. Pueden ser detenidos una veintena de veces y nada. El reciente informe del penalista Emilio Zegrí señala también la falta de juzgados especializados. Solucionar este problema implica una capacidad de lobi de Generalitat y Ayuntamiento sobre el poder judicial y el Gobierno de Madrid que -por causas diversas- ni existe ni se trabaja.

Y hay culpa de Torra y Colau. La responsabilidad policial corresponde a los Mossos, que han sufrido los problemas conocidos. Y Barcelona no ha sido la prioridad de la Generalitat, que tampoco ha podido incrementar las plantillas. Además, no ha habido presión efectiva de Ada Colau, sin mucho aprecio a su Guardia Urbana y poco atenta a la invasión de la calle por manteros, que no son un problema de seguridad, pero sí de no respeto a la ley y al comercio. Mal caldo de cultivo.

¿Generalitat y Ayuntamiento han olvidado la seguridad? No, pero… Ahora los profesionales -Mossos, Policía Nacional, Guardia Urbana- están reaccionando. La reciente operación conjunta sobre los carteristas del metro lo atestigua. Por ahí hay que seguir. Lo exigen los derechos de las personas y el buen nombre de Barcelona que no puede morir de éxito (el atractivo turístico) y del choque institucional.