Las relaciones en el arte

La muerte del amor romántico

Ni en 'El dies que vindran' ni en 'Estómac' el amor es lo que nos quieren hacer creer que es: una piruleta con forma de corazón

'Los días que vendrán'

'Los días que vendrán' / periodico

Jenn Díaz

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Hace algunas semanas, viendo ‘Els dies que vindran’, me di cuenta: el amor romántico, tal y como lo entendemos, empieza a desaparecer de nuestras pantallas. Al menos de algunas. Porque lo que hacen David Verdaguer y Maria Rodríguez en la película es ni más ni menos que mostrar la maravilla, lo tedioso y lo confuso que es a veces un matrimonio, la vida en pareja. En este caso, además, con la llegada inesperada de un embarazo no deseado. Podrían -así lo esperaba- haber mostrado la cara amable de la espera, y no las discusiones; o haber suavizado las asperezas de la convivencia; nos podrían haber ahorrado las discusiones absurdas y las desagradables. Pero ni la relación de ambos ni el embarazo se nos muestran en la película como antes: los personajes tienen dudas, están cansados, no llegan al orgasmo, duermen en el sofá y sueñan con otras vidas.

Este sábado, frente a Clara Peya en el Acústica de Figueres, el amor romántico volvió a morir. Desde el principio de la actuación hasta el final se cuestiona en todo momento, con ‘Estómac’, de qué hablamos cuando hablamos de amor, para llegar a una conclusión muy sencilla: que cuando hemos hablado de amor durante todo este tiempo, estábamos hablando de posesión, quizá de deseo; hablábamos de necesidad, de dependencia; hablábamos de pasión y también de desesperación. Porque hemos crecido con Chavela Vargas y con Frida Kahlo, y hemos medido nuestros afectos con los poemas de amor que hablan de desgarro y que nos van destruyendo, nos van minando la moral.

Ni en ‘El dies que vindran’ ni en ‘Estómac’ el amor es lo que nos quieren hacer creer que es: una piruleta con forma de corazón, roja, deliciosa... casi infantil. Es mucho más complejo que eso, y afortunadamente empezamos a cuestionarlo sobre los escenarios, tras la pantalla, entre páginas... la educación y la inteligencia emocional se construye, también, a través del arte. Por eso, cuando menos lo parece, la cultura es política.