Opinión | Editorial

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Una salida para el aeropuerto de Girona

Ante la postura de Ryanair, hay que buscar una solución que dé estabilidad a la infraestructura, diversificando la oferta

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Representantes del Govern se reunieron este lunes con directivos de Ryanair para abordar el cierre de la base de la aerolínea en el aeropuerto de Girona, lo que afectaría a 164 trabajadores. La reunión, que acabó sin avances, coincidió con el segundo de los 10 días de huelga convocados contra el cierre de la base gerundense, además de los de Tenerife Sur, Las Palmas y Lanzarote, anunciados para enero del 2020, por los que la 'low cost' plantea 512 despidos. Los esfuerzos de la Generalitat por minimizar la afectación del expediente de regulación de empleo (ERE) son comprensibles, habida cuenta la dependencia de Ryanair que tiene el aeropuerto de Girona. Esta infraestructura –por la que el año pasado pasaron dos millones de pasajeros– quedaría reducida al mínimo sin la aerolínea irlandesa (si bien el cierre de la base no significa que se quede sin vuelos).

Desde Territori i Sostenibilitat no tiran la toalla. «Ryanair no podrá hacer lo que le dé la gana», dijo el ‘conseller’ Damià Calvet, recordando los convenios de promoción. La aerolínea ha recibido numerosas ayudas de la Administración desde el 2003, una situación que ha beneficiado ambas partes, pero que ahora evidencia las flaquezas de una relación demasiado simbiótica. Las posturas están muy abiertas, pero acabe como acabe la negociación, es preciso buscar una solución que dé estabilidad al aeropuerto de Girona, diversificando la oferta. También Aena debería pronunciarse sobre un problema que afecta a aeropuertos bajo su gestión.