El acoso sexual

Antes

Ahora el dedo apunta hacia el agresor, no hacia la víctima

Protesta en Pamplona tras la violación colectiva a una joven durante los sanfermines de la que se acusa a los miembros de 'La manada'.

Protesta en Pamplona tras la violación colectiva a una joven durante los sanfermines de la que se acusa a los miembros de 'La manada'. / VILLAR LÓPEZ

Núria Iceta

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Hay palabras que me fascinan, como el adverbio "antes". No es que sea polisémica, queda claro que “antes” indica algo que pasaba en el pasado y que ahora no pasa, pero tiene la gracia de una cierta indeterminación sobre en qué momento preciso se produjo el cambio. Y la usamos mucho: "Antes de conocerte", "Antes salíamos más", "Antes se podía pasear por la Rambla X"... y la mejor: "Antes todo era diferente" (esta tiene la gracia de la triple indeterminación: el antes, el todo y el diferente). Entonces, me pregunto, ¿el presente deviene cuando se toma conciencia del pasado? ¿Es el antes quien hace de bisagra?

Quizás era esta la idea que tenía en la cabeza Plácido Domingo cuando, para defenderse de las acusaciones de acoso sexual que le han hecho nueve mujeres, dijo: «Las reglas y valores por los que hoy nos medimos, y debemos medirnos, son muy distintos de cómo eran en el pasado». Ajá. Las normas "antes" eran otras. Está claro que hay contextos sociales e históricos cambiantes. Y corpus legales que evolucionan para aumentar la protección de las personas ante abusos de todo tipo. Pero pienso que no hay un tiempo verbal que se pueda conjugar contra el que debe ser el comportamiento correcto para uno mismo. Puede haber arrepentimiento, perdón y reparación, que ya es bastante difícil, pero bien lo sabía él, como tantos otros, que no había obrado bien.

Mientras siguen las agresiones, como una sangría constante, y crecen las denuncias, afortunadamente, me commueve el caso de Claudia Climent, la periodista que fue agredida durante la jornada castellera de Sant Fèlixagredida durante la jornada castellera de Sant Fèlix. La oigo explicar que en medio de la agresión, del acusado y de los que le seguían la corriente, sigue haciendo su trabajo y que solo cuando llega a casa toma conciencia de lo ocurrido, se pasa un buen rato llorando y vuelve a salir para denunciarlo.

Quizás "antes" hubiera callado, porque "antes" hubiera quedado señalada, y ahora el dedo apunta hacia el agresor, no hacia la víctima. ¿Antes? ¿Antes de qué? Antes de todo lo que nos han llevado al nunca más, a ninguna de nosotras, en ninguna parte.