Análisis

'Sant tornem-hi'

La 'rentrée' política catalana tiene este año una segunda acepción: la actitud de aquellos dirigentes independentistas que afirman: 'ho tornarem a fer'

Manifestación de la Diada, a su paso por la plaza de Espanya, el 11 de septiembre del 2014

Manifestación de la Diada, a su paso por la plaza de Espanya, el 11 de septiembre del 2014 / periodico

Rafael Jorba

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Hay una expresión catalana que resume la vuelta al trabajo tras el paréntesis veraniego: 'Sant tornem-hi'. No figura en el santoral, pero forma parte de la tradición popular. Los franceses hablan de la 'rentrée' para referirse al inicio del curso escolar y político. En Catalunya el 'sant tornem-hi' de nuestra 'rentrée' política tiene este año una segunda acepción: no solo define la vuelta a la actividad política, sino que se refiere también a la actitud de aquellos dirigentes independentistas que afirman: 'ho tornarem a fer'.

Lo volverán a hacer pregonan en las camisetas que Òmnium Cultural ha diseñado para la ocasión, pero a renglón seguido nos explican qué harán: “Manifestarnos, expresarnos, movilizarnos, votar”. Son libres de hacerlo y nadie se lo impedirá. El equívoco de la frase 'ho tornarem a fer' es que rememora los hechos de septiembre y octubre del 2017: las leyes del referéndum de autodeterminación y de transitoriedad jurídica, la consulta del 1-O y la declaración de independencia.

Hay que recordarlo de nuevo: los independentistas procesados no lo son por su ideario, sino por haber promovido la vía unilateral. Un “mecanismo unilateral de ejercicio democrático” que, como se explicitaba ya en las conclusiones de la comisión parlamentaria del proceso constituyente, culminaría con la aprobación de unas “leyes de desconexión” que “no son susceptibles de control, suspensión o impugnación por parte de ningún otro poder, juzgado o tribunal”.

En el plano político, con independencia de los tipos penales que acabe aplicando la Sala Segunda del Tribunal Supremo, los procesados no solo optaron por la vía unilateral hacia la independencia, sino que aprobaron unas leyes que vulneraban la separación de poderes y atentaban, en palabras de Montesquieu, contra la libertad de los ciudadanos: “Cuando en la misma persona o en el mismo cuerpo de magistratura, la potestad legislativa y la potestad ejecutiva están reunidas, no puede haber libertad” ('El espíritu de las leyes').

Los que amenazan con volver a hacerlo deben precisar si se trata de un recurso retórico -la inscripción que figura en las camisetas de Òmnium- o de la voluntad real de reincidir en la vía unilateral. En todo caso, como ha escrito Raimon Obiols, “en Catalunya se acerca un momento de rectificaciones, que no serán colectivas: nos equivocamos en grupo y corregimos en solitario”. El dilema entre seguir por la vía unilateral o regresar a la primera vía -la de democracia deliberativa- no separa solo a ERC de JxCat, sino que es una línea divisoria que ya ha aflorado en el seno de los neoconvergentes y acabará haciéndolo entre los republicanos.

La rectificación será difícil de digerir por una generación fascinada, según Obiols, por el espejismo de la independencia, por la excitación épica de las grandes manifestaciones y el maniqueísmo primitivo y ofensivo de las redes: “Con una política escindida entre ungidos y excomulgados por un nacionalismo y por el otro, será vitalmente imprescindible el coraje de la concordia”. Es una buena receta para este 'Sant tornem-hi'.