Al contrataque

Bronca verano-otoño

En Catalunya, a este paso, no se llevarán bien ni las estaciones del año. Es más, tal y como se pone la cosa, seguramente ya no tiene mucho sentido hablar de cuatro estaciones

Manifestación de la Diada, a su paso por la plaza de Espanya, el 11 de septiembre del 2014

Manifestación de la Diada, a su paso por la plaza de Espanya, el 11 de septiembre del 2014 / periodico

Xavier Sardà

Xavier Sardà

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En Catalunya, a este paso, no se llevarán bien ni las estaciones del año. Es más, tal y como se pone la cosa, seguramente ya no tiene mucho sentido hablar de cuatro estaciones. Que Vivaldi nos perdone. Las imagino conversando:

–Otoño: Lo mío es la tensión. Que si otoño caliente, que si la revolución rusa, que si la sentencia del ‘procés’.

–Verano: Y lo mío la revolución francesa y los intensos contactos de Junqueras cara a las elecciones, así que no te des estos aires. Yo ya te los dejo sofocados y calenturientos. Además, la mayor parte de parejas  se rompen en otoño.

–Otoño: SÍ, pero las crisis se dan en verano. Yo no creo tantas expectativas como tú. Yo no le prometo a la gente lo que no puedo darle… Sánchez en funciones. Tú siempre defraudas y sitúas al personal en el vértigo de la futilidad. Romper la rutina es un atentado contra la libertad de lo cotidiano. Repasa a Pessoa, amigo. Eres un ciego devorador de ilusiones, certidumbres y repúblicas.

–Verano: ¿En serio?... ¿Te pones trascendente? Sánchez seguirá en funciones en otoño. Y tú eres un cenizo. «Me siento a veces triste como una tarde del otoño viejo», dijo el poeta. Las ilusiones perdidas lo son precisamente por tu siniestra llegada. Eres el tirano que circuncida las posibilidades reales de libertad, de luz, de fuego, de Puigdemont y de secesiones. 

–Otoño: ¿Quién se pone ahora trascendente? Me los devuelves desmadejados y yo les reintegro al equinoccio en el que el día y la noche tienen la misma duración. Las vacaciones son excluyentes, déspotas y clasistas y mi estación, en cambio, compensa, unifica y equilibra. Mira el pobre Iglesias. El verano es insostenible familiarmente y los hijos orbitan entre la vacuidad y lo trivial, afilando resquemores durante meses.  Además, el fraude y la precariedad se multiplican en verano.

–Verano: Más vale precariedad que paro. Vamos a lo concreto. Mi cine es mejor: 'Un largo y cálido verano', con Paul Newman. 'De repente, el último verano', con Liz Taylor, y nada menos que 'Verano del 42', amiguete.

–Otoño: Pues en mis dominios están 'Annie Hall', de Woody Allen, 'El club de los poetas muertos' y la mismísima 'Love story'. He dicho. Además, lo de la canción del verano no tiene perdón.

–Verano: Pues mira que los fascículos coleccionables de otoño… Por cierto, la Diada es en verano.

–Otoño:  Pues este año espabila, que andan revueltillos.