INVESTIDURA EN EL AIRE

Elecciones (de entrada) no

Sánchez parece entregado al 'dolce far niente'. Aquel ir calculando. Y en Catalunya no vamos mucho mejor

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el debate de investidura en el Congreso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el debate de investidura en el Congreso. / periodico

Toni Aira

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Que la política viva la mayor parte del tiempo de la manipulación emocional no quiere decir que esto se haga siempre por la vía fácil ni sin mucho cálculo. De hecho, más de un líder y más de un partido político corren el riesgo de morir de éxito, de tanto que calculan. Trabajan demasiado la generación de estados de opinión y confían en exceso en el gas sentimental que emanan. Casi todos caen en ello, pero  más los que están en el gobierno. En España esto hay que aplicarlo a Pedro Sánchez y al PSOE. En Catalunya, a los partidos independentistas.

Diferentes economistas hace tiempo que apuntan a que podríamos estar muy cerca de una grave crisis económica. Ojalá no acierten, pero, si fuera el caso, ¿con qué trabajo hecho y con qué presupuestos se enfrentaría España a ella? Cargos y asesores de diferente condición hace demasiados meses que cobran por ir a sus despachos (o no) sin rumbo ni funciones definidos. En Barcelona, hace tiempo también que diferentes consejerías esperan que sus interlocutores en Madrid dejen de estar en funciones para resolver cotidianos "problemas reales" de aquellos que los socialistas decían que debían resolverse, "proceso" aparte. Y mientras tanto, Sánchez parece entregado al 'dolce far niente', va confiando en que el tiempo juega a su favor, que nada de todo esto llega suficientemente a la gente y que, en cambio, la negativa de Pablo Iglesias de investirle a bajo coste desgastará a Podemos y le beneficiará a él, electoralmente, claro. Aquel ir calculando.

Y en Catalunya no vamos mucho mejor. Estamos muy cerca de la Diada y el independentismo a lo máximo a que aspira es a que JxCat ERC concedan unos días de tregua y que en público se tiren los trastos a la cabeza lo menos posible. Pero en privado todos sabemos que siguen sin compartir mucho más que el poder en el Govern. ¿Pero qué Govern? ¿Son dos que viven en paralelo o tal vez una suma cero? Y de ahí el tam-tam constante sobre si ERC quiere elecciones y JxCat no. El cálculo.

Una gran autoenmienda

Con este panorama, lo único claro es que adelantar elecciones ahora no es la respuesta. Ni aquí ni en Madrid. No sin que unos y otros admitan, por esta vía, una gran impotencia e incapacidad. No sin que ello implique una gran autoenmienda a lo que hasta ahora han dicho defender ambos gobiernos y sus protagonistas.

"Somos la izquierda", decía hasta hace poco el PSOE, mientras se habría mostrado incapaz de pactar con ella y habría dado aire a la derecha. "Unidad para avanzar", ha defendido el independentismo. ¿Para avanzar elecciones, querían decir? Y, en todo caso, ¿adelantarlas para qué? ¿Con qué perspectiva de mejora? Este sería el cálculo que sí deberían hacer, unos y otros.

Porque si se deben avanzar elecciones no es bajo el signo del 'qui prodest' (quién gana), sino pensando en cómo un nuevo escenario electoral puede mejorar la situación. Ahora, si la cosa es admitir que no dan para más, que no quieren seguir con los actuales compañeros de viaje y que con otros todo irá mejor, entonces sí, elecciones y que nos ahorren ya esta parálisis y esta agonía.