Ficciones históricas

Lo que tiene la verdad

Tras obsequiarnos con 'Un village français', TV-3 debería abordar la producción de 'Un poble català', asumiendo la verdad que no tiene remedio, alejándose del sentimentalismo de parte en torno a la república y la guerra civil

Las tropas aliadas desfilan por París tras la liberación de la capital francesa, el 26 de agosto de 1944.

Las tropas aliadas desfilan por París tras la liberación de la capital francesa, el 26 de agosto de 1944. / periodico

Jordi Mercader

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La verdad puede ser triste pero lo que no tiene es remedio, eso canta Serrat. Y algún día hay que enfrentarla, sobre todo la colectiva. La televisión francesa se atrevió con las vivencias de una localidad ficticia de la zona dependiente de Vichy entre 1940 y 1945. TV-3 la ha emitido en la sobremesa de los últimos veranos y sus capítulos finales han coincidido con la patética polémica sobre cuál sería la condición de los exiliados republicanos que combatieron con la resistencia francesa en contraposición con la españolidad definitoria, que a juicio del presidente Torra adornaba a los soldados de la División Azul.

En Villeneuve hay colaboracionistas, oportunistas, especuladores, delatores, comunistas, socialistas, legalistas, milicianos de Pétain, resistentes de primera hora y gaullistas advenedizos. Todos franceses, ciudadanos movidos por amor, odio, miedo, ideología, intuiciones, urgencias económicas, pura supervivencia o casualidad; todos decepcionados por la trágica coincidencia de métodos de unos y otros y desorientados sobre el futuro. 

La ficción es un meritorio ejercicio de realismo y respeto por la contradicción humana, social y política desencadenada por la ocupación alemana. Ni resistentes, ni ocupantes, ni colaboracionistas ni neutrales salen bien parados del retrato colectivo; cualquier otro resultado habría implicado manipulación patriotera o partidista para presentar una Francia falsa.

Tras obsequiarnos con 'Un village français', TV-3 debería abordar la producción de 'Un poble català', asumiendo la verdad que no tiene remedio, alejándose del habitual sentimentalismo de parte en torno a la república y la guerra civil. Un pueblo en el que vivan republicanos, fascistas, católicos, catalanistas, anarquistas, franquistas, familias con combatientes de una y otra orilla del Ebro, reprimidos y represores, todos buenos catalanes prisioneros de las circunstancias, las pasiones y las injusticias. La serie sobre un pueblo catalán durante el ‘procés’, mejor dejarla para más adelante.