Opinión | Editorial

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Italia arriesga el futuro

La dimisión de Conte conlleva el peligro de que unas elecciones anticipadas den el triunfo a La Liga de Salvini

Giuseppe Conte, entre Salvini y Di Maio, este martes en el Senado.

Giuseppe Conte, entre Salvini y Di Maio, este martes en el Senado. / periodico

La política italiana afronta un futuro lleno de riesgos después de la dimisión del primer ministro, Giuseppe Conte, y de la consiguiente caída del Gobierno que durante un año han compartido La Liga y el Movimiento 5 Estrellas (M5S), una coalición heteróclita de la extrema derecha con populistas antisistema de variada adscripción ideológica. Antes de someterse a las inclemencias de la moción de censura tramitada por Matteo Salvini, líder de La Liga y viceprimer ministro, Conte ha preferido tomar la iniciativa y atender quizá a la propuesta del exprimer ministro Matteo Renzi: un Gobierno Conte bis sostenido a un tiempo por el M5S y el Partido Democrático, centroizquerda socialdemócrata en fase de reconstrucción. Al tomar este camino, Conte ha dejado las manos libres al extremista Salvini para abundar en su desprecio por los usos democráticos y por el compromiso con los derechos humanos, convencido de que un adelanto electoral –ahora o dentro de unos meses– le llevará a presidir el Gobierno con el solo apoyo de La Liga o, quizá, con el añadido de Hermanos de Italia, asimismo de extrema derecha.

Ahí se ocultan dos riesgos de gran envergadura: que la precariedad de un segundo Gobierno de Conte sea una alternativa inadecuada para afrontar la debilidad económica del país y que unas elecciones anticipadas den el triunfo a los ultras y sea imposible formar una mayoría alternativa. Basta remitirse al comportamiento de Salvini en la crisis del 'Open Arms' –un fiscal ordenó ayer el desembarco inmediato de los migrantes que siguen a bordo– para intuir qué consecuencias puede tener una victoria incontestable de La Liga, con la política italiana alejada de toda complicidad con la Unión Europea. Es suficiente repasar lo hecho por el hasta ahora ministro del Interior para concluir, como tantas otras veces, que toda situación es susceptible de empeorar.

Al declarar Salvini que se siente «un hombre libre» debe entenderse que hasta la fecha se ha visto obligado a comportarse con contención en la gestión de los flujos migratorios y en cuanto ha formado parte de sus responsabilidades de gobernante. Es decir, que puede ser bastante más radical en su nacionalismo exacerbado, más insensible ante la suerte que corren los más vulnerables y más expeditivo para incumplir las directrices europeas. Si aciertan las encuestas, solo la movilización de sus adversarios políticos, incluido el M5S, puede invalidar los cálculos electorales de Salvini para conquistar el poder.