El discurso sobre los judíos e Israel

Antisemitismo y antisionismo

Es engañoso igualar ambos conceptos y sirve a los líderes israelís para cuestionar cualquier crítica al Estado judío

Ilustración de Leonard Beard

Ilustración de Leonard Beard / periodico

Eugenio García Gascón

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El racismo contra los judíos está creciendo en Occidente, en Estados Unidos y en Europa. Se trata de un fenómeno que atestiguan estudios recientes, una ola de antisemitismo que debe condenarse totalmente, aunque acto seguido se ha de indicar con la misma claridad que las políticas de ocupación de Israel son condenables.

Sin embargo, hay líderes políticos occidentales y también intelectuales que han igualado artificialmente antisemitismo con antisionismo, a pesar de ser dos cuestiones distintas y distantes. Emmanuel Macron es uno de ellos. Lo ha hecho ignorando las manifiestas diferencias que existen entre los dos conceptos. La forzada manipulación de Macron no es la primera vez que se hace; es el pan de cada día de los líderes israelís sirviéndose de tal manipulación para cuestionar cualquier crítica al Estado judío, es decir a la ocupación militar de los territorios palestinos y al envío ilegal de cientos de miles de colonos, muchos de ellos extremistas completos, a Cisjordania, incluida Jerusalén este. La manipulación de Macron y de los israelíes no hace ningún servicio a la verdad; al contrario, perpetúa una situación de injusticia enorme y prolongada que se agravará si, como pretende el presidente francés, se criminaliza en los tribunales el antisionismo.

Acusación falsa

Que un número creciente de políticos e intelectuales haya igualado los dos elementos debe denunciarse como engañoso y falso, una trampa en la que han caído gustosos políticos e intelectuales de distinto signo, principalmente de la derecha, claro, incluidos nacionalistas, lo que es explicable si nos atenemos a que el nacionalismo es una suerte de experiencia mística de la derecha. No es extraño que los nacionalistas se hayan subido a este barco puesto que en su fuero interno admiran y aman a Israel porque ven en ese país un ejemplo de nacionalismo a imitar, y porque al mismo tiempo ignoran el sufrimiento de los palestinos bajo la ocupación. Partidos nacionalistas como Vox o incluso el PP se encuentran en este grupo, al igual que los partidos nacionalistas catalanes, que en muchos aspectos vienen a ser del mismo palo.

Es cierto que una parte de la izquierda, y hay que recalcar que solo una parte y no toda la izquierda, ha caído en la trampa de igualar antisionismo con antisemitismoigualar antisionismo con antisemitismo. Es un error grave que han aprovechado los sionistas israelíes para generalizar y afirmar que toda la izquierda ha caído en el antisemitismo. Es una acusación falsa pero sirve a los intereses del sionismo, de ahí que la veamos en los medios de comunicación, particularmente en los medios de comunicación de derechas, de manera cotidiana. Es curioso que quienes denuncian que el antisionismo es antisemitismo, como es el caso de Macron, sean los más tibios a la hora de condenar la ocupación israelí, o que ignoren o defiendan olímpicamente la ocupación israelí, que es lo habitual.

El historiador Tony Judt, que en su juventud fue un ardiente sionista, escribió en The New York Review of Books que Israel es una democracia que da privilegios exclusivos a los judíos, privilegios “de los que se excluye para siempre a los ciudadanos no judíos”. Pues bien, se ha llegado a una situación en la que a quien denuncia esto se le tacha de antisemita, a pesar de que va contra el sentido común más elemental, contra los valores de la Ilustración. Lo hacen los dirigentes israelís y también lo quieren hacer políticos e intelectuales como Macron o Alain Finkelkraut, quien por cierto ha escrito algunas de las páginas más subidas de tono contra la Ilustración. Naturalmente, no tienen ninguna razón, de la misma manera que carecen de razón quienes equiparan el antisemitismo con el antisionismo. Por supuesto, en algunos casos el antisionismo puede ser antisemita, pero no lo es siempre, y probablemente no lo es en la inmensa mayoría de los casos.

Críticas unilaterales

Pedir la destrucción del estado de Israel queriendo significar la destrucción de los judíos en general sí que es antisemitismo, aunque esto solamente ocurre dentro de sectores marginales de la izquierda y de la derecha, por más ruidosos que sean, y por más que los sionistas se encarguen de propagarlos porque sirve a sus intereses, es decir a los intereses de la ocupación de los territorios palestinos.

Desgraciadamente, quienes censuran a los que critican el sionismo no hacen el mismo esfuerzo a la hora de criticar la ocupación, aun sabiendo que la ocupación militar e ilegal de los territorios palestinos es un factor principal, quizás el más importante, del aumento del antisemitismo en Europa en nuestros díasaumento del antisemitismo en Europa.