Divorcios

Gente que no se soporta

El verano es la estación de las discusiones, un tiempo ideal para descubrir que no soportamos al otro.

Una pareja, durante el trámite de divorcio.

Una pareja, durante el trámite de divorcio. / periodico

Care Santos

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Planifico un agradable día de playa. Libro, toalla, sombrilla, pareo… Elijo sitio, extiendo la toalla, abro el libro y comienza la fiesta. El destino ha querido que caiga justo en el centro de un triángulo en cuyos vértices se sitúan tres parejas. Son de edades, razas, procedencias y estratos socioculturales distintos pero tienen algo en común: no se soportan.

La que queda en línea recta desde mis pies es la más joven. Alrededor de treinta años. Se hacen selfies, se ríen a mucho volumen, miran el móvil, van y vienen de las olas. Hasta que ella le sugiere a él que se dé crema, que el sol «es malo». Él se niega en redondo. La discusión sube de tono, pasa de la crema a la familia, y él termina por soltar que la madre de ella le da asco, o algo así. En fin, el acabose.

La pareja de mediana edad, a mi derecha, se ignoran. Cada uno está a lo suyo, en silencio. Ella hace sudokus. Él mira el móvil. De pronto él sugiere ir al chiringuito por una bebida. Ella quiere una cocoacola. Sin hielo, remarca. Él emprende su travesía del desierto -el chiringuito está lejos- y regresa al rato quejándose de que llevaba poco dinero. Ella le echa la culpa y le pregunta dónde están los cincuenta euros que le dio ayer. Él la acusa de controladora. Ella se defiende a gritos: «¿Controladora, yo?». Emergen los trapos sucios. Además, dice ella, no te enteras de nada. Le ha traído la cocacola con hielo. Y mira que se lo ha dicho.

La tercera pareja debe de haber superado con creces los setenta. No se hablan si no es para gruñirse. Demuestran tal falta de cariño, tal tedio, incluso tal repugnancia el uno por el otro, que dan ganas de levantarse a decirles que están terminando con la fe de los presentes en el amor durable.

Tal vez ninguno de ellos sepa que septiembre es el mes en que más parejas se divorcian. El verano es la estación de las discusionesverano, un tiempo ideal para descubrir que no soportamos al otro. A mis seis compañeros de tan entretenido día de playa les deseo desde aquí un rápido e indoloro divorcio.